Opinión. Viernes, 22 de Noviembre de 2024
Todos los estudiosos de la Ciencia Política y la evolución de las campañas electorales en la República Dominicana y en América Latina saben que el líder de la Fuerza del Pueblo es Leonel Fernández, y que, por su historial de buenos gobiernos, se proyecta como candidato presidencial de ese partido para el 2028. Sin embargo, esos mismos expertos en marketing político entienden que un partido que se perfila como la principal fuerza política opositora no debe depender exclusivamente de un solo líder con perfil presidencial, especialmente si este sobrepasa los 70 años.
Viendo la situación de la Fuerza del Pueblo, que es el partido con más personas en edad de jubilación dentro de su dirección política, resulta refrescante y prometedor que, además de Leonel, suene en la palestra pública la figura del joven Omar Fernández, como posible candidato presidencial. En política, como en las carreras de autos, siempre se debe tener por lo menos un neumático de repuesto.
La mejor noticia que le ha llegado a la Fuerza del Pueblo es que el ex candidato a alcalde del Distrito Nacional por el PLD haya renunciado a su partido para formar un movimiento político en apoyo a Omar Fernández, ya que esto acerca a un fuerte núcleo de jóvenes que no recuerdan el gobierno de Leonel y están identificados con líderes que comprendan su lenguaje.
Las recientes declaraciones del senador Félix Bautista, quien aseguró que el joven Omar le recuerda el fenómeno político que representaba Leonel Fernández en 1996 y que todo el mundo le habla de Omar, deben ser tomadas como una buena noticia que fortalece y expande la presencia de la Fuerza del Pueblo.
Los «dinosaurios» que cuestionan a Félix Bautista por querer ganar puntos con Leonel y presentarse como más leales al líder que su propio hijo, le hacen un gran daño a esa organización política. Esto da una imagen ante la sociedad de que la Fuerza del Pueblo es un partido atrasado, del siglo XIX, que se maneja con un caudillo capaz de cercenarle la cabeza a su propio hijo con tal de que nadie le haga sombra a su liderazgo.
Si la Fuerza del Pueblo quiere demostrar que es un partido democrático, debe permitir que todo el mundo se exprese. Así como muchos piensan que el candidato presidencial de 2028 debe ser Leonel Fernández, se le debe permitir expresarse a aquellos que consideren que el candidato debe ser Omar Fernández. Una segunda figura pondría a la Fuerza del Pueblo en una posición de dictar la agenda de los medios de comunicación.
En mi opinión personal, Omar debe seguir proyectándose como una figura presidenciable, pero con los pies sobre la tierra, recibiendo con cautela los elogios, sin precipitarse ni creerse la película de que es el protagonista, y siendo consciente de que el mejor activo de un político es la paciencia.
La dirección política de ese partido debe permitir que las simpatías del pueblo fluyan de manera natural hacia el camino que señale la ruta hacia el poder. En su momento oportuno, se deben hacer mediciones profundas y objetivas para determinar quién es el que garantiza que ese partido llegue al poder en 2028.
Si es Leonel, entonces Omar, con su camino recorrido, tendrá suficiente liderazgo para guiar a sus seguidores a votar por su padre. Y si las mediciones dicen que el candidato debe ser Omar, todos estamos seguros de que su padre trabajaría por la victoria de su hijo con mayor intensidad que si él fuera el candidato.