Deportes. Lunes, 01 de Noviembre, 2021
Si hay un deporte que responde a la lógica a la hora de definir un ganador, ese es el baloncesto. Quien acierta más y quien comente menos errores, es quien termina llevándose el triunfo. Así de simple.
De todas maneras, esa lógica no alcanza para evitar sorpresas, como la que se vivió el último miércoles en el Paycom Center de Oklahoma City.
A falta de 3:28 para terminar el segundo cuarto, Los Angeles Lakers ganaban 70 a 44 al Oklahoma City Thunder y nada hacía presagiar el final de una noche más emparentada con el papelón que con un paseo por un parque.
Pero lo peor de todo no tiene que ver con el resultado.
Lo peor de todo tiene que ver con un equipo que, más allá de lesiones y de un recambio alrededor de las estrellas LeBron James y Anthony Davis, no encuentra su carnet de identidad y, de momento, no sabe quién es.
El momento más prometedor de la franquicia angelina fue cuando armó su equipo actual. El cambio por Russell Westbrook provocó tanto la ilusión de los fanáticos optimistas, como las dudas de quienes expresaban su pesimismo.
Es cierto que, junto a LeBron y AD formaban un Big 3, pero al mismo tiempo había expectativas por ver si la llegada de Mr Triple-decena podría encajar en el esquema de juego a pesar no tener tiro exterior, de no destacarse como un gran defensor y de necesitar tener la pelota en sus manos para ser productivo. Por: espn.com.do