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¡Se disparan las alarmas! Informe revela redes sociales aumentan problemas de salud mental de niños y adolescentes

Internacional. Jueves, 12 de Junio, 2025

DIARIO ECO/SANTO DOMINGO, RD.- Un reciente informe publicado por la organización KidsRights -Derechos de los Niños- y la Universidad Erasmus de Rotterdam advierte que la salud mental de los jóvenes atraviesa una crisis profunda, estrechamente relacionada con el uso intensivo y descontrolado de las redes sociales.

Uno de cada siete adolescentes, entre los 10 y los 19 años, enfrenta algún tipo de afección psicológica.

De acuerdo con un articulo de Expansión, esta situación ha sido calificada como un punto crítico que ya no puede ser ignorado. Los hallazgos del KidsRight Index 2025 apuntan a una correlación directa entre el deterioro de la salud mental de los menores y un consumo adictivo de redes sociales, que interfiere con su rutina diaria, su bienestar emocional y su desarrollo psicosocial. La urgencia de intervenir desde un enfoque de responsabilidad social es ineludible.

Problemas de salud mental en jóvenes: un fenómeno en expansión

El reporte revela que los problemas de salud mental en jóvenes han dejado de ser casos aislados para convertirse en una tendencia alarmante. El acceso temprano y constante a plataformas digitales ha transformado la adolescencia en una etapa marcada por la hiperconectividad, pero también por la vulnerabilidad emocional. En muchos casos, la búsqueda de aceptación en línea ha reemplazado el desarrollo de vínculos significativos.

La presión por mantener una imagen idealizada, la exposición al acoso cibernético y la constante comparación con otros usuarios afectan profundamente la autoestima de los adolescentes. A esto se suma la dependencia a la validación inmediata a través de “likes” y comentarios. El consumo excesivo de contenido digital puede alterar patrones de sueño, dificultar la concentración y generar ansiedad crónica.

El KidsRight Index identifica una conexión preocupante entre este uso problemático y el aumento en tentativas de suicidio, fenómeno que se ha incrementado entre adolescentes de 15 a 19 años. Este dato, respaldado por cifras de la OMS, debe llevar a los actores sociales y responsables de políticas públicas a redoblar esfuerzos preventivos desde una perspectiva de derechos y protección integral.

Más allá de la prohibición: el dilema de las restricciones

Si bien algunos países han optado por imponer restricciones drásticas al acceso de menores a redes sociales, como es el caso de Australia, el informe advierte que estas medidas pueden violar los derechos civiles de los adolescentes. Limitar su acceso a la información y a espacios digitales también puede generar exclusión, brechas educativas y rezago en habilidades tecnológicas.

Es necesario entender que no se trata de prohibir, sino de educar y acompañar. El enfoque de responsabilidad social invita a promover un uso consciente y seguro de las plataformas digitales. Esto implica desarrollar políticas de alfabetización digital que enseñen a los menores a identificar riesgos, proteger su privacidad y construir entornos virtuales saludables.

Los gobiernos, empresas tecnológicas y organizaciones civiles deben trabajar en conjunto para establecer marcos éticos que regulen el diseño de algoritmos, la moderación de contenidos y la publicidad dirigida a este grupo etario. Un modelo de corresponsabilidad permitirá garantizar los derechos de los menores sin aislarlos de la era digital.

El papel del entorno familiar y escolar

La intervención de los adultos responsables resulta clave en la prevención de los problemas de salud mental en jóvenes. El informe subraya que padres, cuidadores y docentes deben ser capacitados para identificar señales de alerta emocional y acompañar con empatía y comunicación abierta. La desconexión intergeneracional suele ser uno de los mayores obstáculos.

Además, las escuelas tienen un papel fundamental en la construcción de entornos seguros. Incluir en el currículo escolar temas relacionados con la salud mental, el uso responsable de la tecnología y el autocuidado emocional es una estrategia efectiva. El bienestar estudiantil debe ser tan prioritario como el rendimiento académico.

El acompañamiento profesional también es indispensable. Invertir en servicios psicológicos escolares y comunitarios garantiza una atención oportuna. Desde la responsabilidad social, se deben destinar recursos a programas que promuevan la resiliencia, el desarrollo socioemocional y la participación activa de los jóvenes en la transformación de sus realidades digitales.

Plataformas digitales, ¿aliadas o amenazas?

Los problemas de salud mental en jóvenes han sido alimentados por la falta de regulación y ética en el desarrollo de las plataformas digitales. Aunque ofrecen oportunidades valiosas, como el acceso a información y redes de apoyo, también presentan desafíos como la desinformación, la exposición a contenidos violentos y la explotación sexual infantil.

El informe insta a las empresas tecnológicas a asumir su responsabilidad en la protección de los derechos de la niñez. Esto implica diseñar plataformas con medidas de seguridad por defecto, mecanismos de denuncia accesibles y contenidos adaptados a las necesidades y edades de los usuarios menores.

Hacia una respuesta integral y sostenible

Los problemas de salud mental en jóvenes no pueden abordarse con soluciones simplistas ni reactivas. Se requiere una visión sistémica que articule esfuerzos de múltiples sectores: salud, educación, tecnología, políticas públicas y sociedad civil. Solo así se podrá construir un ecosistema digital más humano y protector.

El informe propone medidas como campañas de sensibilización, programas de mentoría entre pares, creación de contenidos positivos y espacios de escucha activa para adolescentes. Además, destaca la necesidad de generar evidencia científica sobre los efectos psicológicos del entorno digital, lo que permitirá diseñar intervenciones más efectivas.

La sostenibilidad del bienestar juvenil pasa por reconocer que la salud mental es un derecho, no un lujo. Cuidarla desde una perspectiva de corresponsabilidad es una tarea urgente, ética y necesaria para el presente y el futuro de nuestras sociedades.

Los problemas de salud mental en jóvenes deben dejar de ser una estadística alarmante para convertirse en una prioridad colectiva. Las redes sociales, si bien forman parte de la realidad cotidiana, requieren de una regulación ética y de una educación digital consciente. Desde la responsabilidad social, es posible contribuir a crear entornos digitales más seguros, incluyentes y saludables para la niñez y adolescencia. La oportunidad está en nuestras manos.

Con información de Expok

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