La mañana de este viernes las lagrimas y los gritos embargaron a Grimèl, un hombre que fue a visitar a su hermano al un centro para el cólera de Médicos Sin Fronteras (MSF) en Puerto Príncipe, pero llegó tarde, su hermano murió anoche.
«Ayer lo dejé en buen estado, pero era el último día que iba a ver vivo a mi hermano», lamentó Grimèl, inconsolable por la perdida que ha sufrido.
Grimèl no pensaba que esto pudiera ocurrir, aseguró que su hermano «solo tuvo el viernes un poco de diarrea», asegura) y el último día había prometido a su hermano Onald Sainjilus, de 40 años, que cuando regresara lo llevaría de vuelta a la plaza Mais Gâté, donde más de 3.000 personas viven desde julio pasado desplazadas por la violencia de las bandas armadas.