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Grafitero dominicano obtiene premio Emmy como pediatra destacado en New York

Nacionales. Miercoles, 03 de Noviembre, 2021

SANTO DOMINGO, RD.- Luego de encarar una ardua infancia, el reconocido médico dominicano radicado en New York, Juan Tapia-Mendoza, recibió un premio Emmy, a manos de la Academia de Artes y Ciencias de la Televisión estadounidense en la 64 edición, en reconocimiento a la excelencia del documental histórico sobre su vida titulado “El grafitero que se convirtió en doctor”.

El audiovisual con el que fue condecorado el pediatra Tapia,  el cual narraba la historia del mismo, como uno de los doctores más destacados al servicio de la comunidad en la Gran Manzana, fue producido por la red global Aleteia en colaboración con la asociación médica SOMOS Community Care.

Subrayando que Somos Community Care es una red dedicada a reunir y afiliar médicos dedicados a prestar servicios en las áreas más necesitadas de la ciudad de New York. Es una comunidad con más de 2,500 doctores de varias nacionalidades, entre ellas indios, chinos, suraméricanos, americanos, entre otras.

Tapia-Mendoza nació en Santo Domingo, República Dominicana, en un barrio pobre de la ciudad. Luego migró junto a su madre hacia New York, Estados Unidos. Relató que en la década de los 60 esa ciudad era muy violenta y quien vivía en un barrio de migrantes o afroamericanos, y no pertenecía a una pandilla o ganga “prácticamente no podía salir de su casa”.

Eso lo llevó a la calle a edad muy temprana y estando en sexto grado ingresó a un pandilla llamada “Los Nómadas Salvajes”, donde se dio a conocer como el famoso grafitero Cat 87.

Usar el grafiti como forma de expresión, confesó que lo libró de caer en las drogas y los crímenes.  Además, él siempre tuvo el sueño de ser doctor y sabía que después de los 18 años, si tenía récord criminal, eso le destruiría su sueño.

Finalmente entró a la universidad. Fue aceptado en Towson College Baltimore y luego continuó sus estudios de Medicina en su natal República Dominicana. Tras culminar su carrera, regresó a New York, pero debido a la situación económica familiar no pudo continuar la especialización y tuvo que ponerse a trabajar como taxista.

Dos años más tarde, logró estudiar Pediatría en México. Posteriormente, terminó su especialidad, y gracias a varios mentores se inspiró en trabajar directamente en la comunidad y servir como ejemplo a las demás generaciones.

Expresó que como pediatra, él tiene la suerte de que su sueño se realiza cada día porque cada vez que habla con un padre, una madre, un niño o un adolescente “y juntos resolvemos un problema y veo cómo algún niño decide regresar a la escuela, ayudar a sus padres, dejar de hacer cualquier cosa mala que está haciendo, para mí es una satisfacción que no tiene precio; vale mucho más que la riqueza. Cada noche que yo me acuesto le doy gracias a Dios y lo que digo es sí lo logré otra vez”.