Nacionales. Miercoles, 17 de Diciembre, 2025

DIARIO ECO/SANTO DOMINGO, RD.- La miembro de la Fuerza del Pueblo (FP), Ingrid Mendoza, quien fue ex candidata vicepresidencial, expresó ayer que el poder no siempre pervierte a una persona, sino que muchas veces se convierte en un espejo que revela quien es verdaderamente la persona que lo ostenta.

«El poder no siempre corrompe; a veces simplemente revela. Revela quién era cada quien antes de tenerlo. Hay quienes, al rozarlo, comienzan a justificar lo que antes les indignaba, a callar lo que antes señalaban, a defender incluso aquello que, hasta en protestas populares, juraron combatir. No es que hayan cambiado: es que el vendaval del poder hizo que se mostraran tal cual eran… tal cual son», manifestó.

El comentario surge a raíz del escándalo en el Seguro Nacional de Salud (SeNaSa), donde un grupo de personas cometieron fraude millonario en perjuicio del Estado, entre estas se encuentra el exdirector de la entidad, Santiago Hazim, señalado como la figura principal del entramado de presunta corrupción.

Mendoza declaró, a través de una publicación en su cuenta de X, que la prueba real no es tener el poder, sino mantener la integridad personal frente a él.

«Porque atravesar esa prueba de fuego que es el poder exige algo más que discursos, promesas, luchas o pancartas: requiere apetencias contenidas y un hilo firme atado a lo que no es material. Al final, el poder no pregunta cuánto mandas ni cuántos se inclinan ante ti para reverenciarte, sino qué no estás dispuesto a perder para continuar siendo tú mismo y conservarte fiel a tu esencia. Y cuando alguien pierde la coherencia, la empatía o la vergüenza, o simplemente no la tiene y obtiene poder, ya no gobierna, pasa a ser gobernado. Gobernado por la ambición de permanecer, por el miedo a soltar, por la necesidad de pertenecer», apuntó.

En un tuit anterior a este, la integrante de la FP había expresado inquietud por la incertidumbre que rodea el caso de SeNaSa, señalando que «el país no necesita decisiones, ni servidores públicos que generen angustia. Necesita responsabilidad, humanidad y un compromiso real con los más vulnerables. Reflexionar sobre ello no es una opción: es un deber ciudadano y una prueba de la sociedad que aspiramos a ser».