Opinión. Lunes, 20 de Octubre, 2025
La transparencia y la rendición de cuentas deberían ser los pilares fundamentales en cualquier institución, pero es desgraciadamente común que algunos ministros y directores opten por la evasión en lugar de la confrontación directa.
Son muchos los funcionarios públicos que, en vez de responder a las denuncias con hechos y argumentos consistentes, prefieren desviar la atención atacando al mensajero.
Este patrón no sólo erosiona la confianza pública, sino que también revela una debilidad inherente en quienes lo practican.
Un ejemplo reciente de esta conducta es el del doctor Guido Gómez Mazara, presidente del Instituto Dominicano de las Telecomunicaciones (Indotel), y su reacción ante una publicación del periodista Pavel Arias en el periódico digital El Munícipe.
Guido Gómez Mazara denunció en sus redes sociales un supuesto intento de chantaje por parte de El Munícipe, alegando que el medio le solicitó una publicidad y, al negarse, recibió ataques en forma de publicaciones críticas.
Según sus propias palabras, este sería un «modelo» de ataque en las redes; pedir un anuncio, negarlo y luego enfrentar difamación
Sin embargo, lo que resalta en esta situación no es el contenido de la denuncia en sí, que, por cierto, no ha sido refutado por Guido Gómez Mazara, sino su inmediata descalificación del periodista Pavel Arias, tildando la publicación de chantaje solo porque, hace un año, Arias presentó una propuesta publicitaria a Indotel.
¿Acaso una propuesta legítima a una institución pública inhabilita a un periodista para ejercer su labor de denuncia?
Esta lógica es absurda, peligrosa y forma parte de un patrón de descrédito a los medios independientes protagonizado desde hace tiempo por el propio Mazara.
Pavel Arias ha negado categóricamente las acusaciones de extorsión, explicando que la propuesta fue solicitada por Indotel a los medios de Santo Domingo Este como parte de un proceso estándar, pero ahora vemos que dicha solicitud tenía fines maliciosos.
Arias, como director de El Munícipe, ha enfatizado que su publicación fue responsable y basada en hechos y datos sacados del propio portal de Indotel, no en revanchas personales.
En cambio, Mazara ha optado por el camino fácil; atacar la credibilidad del mensajero para evitar referirse al mensaje.
Esta táctica no es nueva en la política dominicana, pero en este caso, destaca por su hipocresía y falta de empatía hacia un periodista honesto como Pavel.
Guido Gómez Mazara no es más decente que Pavel Arias; simplemente es más conocido y ocupa un cargo de poder.
Su trayectoria política, marcada por controversias y querellas judiciales cuando se siente difamado, debería haberle enseñado a no difamar a otros sin consecuencias.
Mazara es expedito para demandar cuando le conviene, pero parece borrar de la memoria esa lección al momento de lanzar acusaciones infundadas contra un periodista que solo cumple con su deber de informar.
Esta doble moral lacera la libertad de prensa y envía un mensaje amenazante a los medios independientes, “critique al poder y será etiquetado como chantajista”
Los funcionarios públicos deben responder a las denuncias con transparencia, no con descalificaciones personales.
Si la publicación de El Munícipe es falsa, Mazara debería refutar con evidencia, no con ataques a la persona de Pavel Arias.
Al elegir el camino contrario, no sólo evade la responsabilidad, sino que también contribuye a la desinformación que él mismo ha advertido como un riesgo para la democracia.
Figuras como Gómez Mazara deben aprender que la impunidad en el ataque al mensajero no dura para siempre.
Estos ataques de Guido a un comunicador honesto nos recuerdan que la verdadera integridad se demuestra respondiendo al mensaje, no tratando de silenciar y descalificar al mensajero.
Pavel Arias ha actuado con profesionalismo; ojalá Mazara siga su ejemplo en lugar de combatirlo.