Opinión. Martes, 01 de Abril, 2025
Xavier Cugat desarrolló una intensa carrera artística, fundamentada de manera extraordinaria en los ritmos tropicales de todos los países del continente, pero destacando su incursión en el mambo, a un grado tal de fama y reconocimiento, que fue imitado por otros músicos, entre los que destaca el cubano Damaso Pérez Prado.
Según relatan historiadores dominicanos, periodistas y cronistas de espectáculos, así como columnistas de medios impresos y digitales del país, que durante la llamada Era de Trujillo, periodo dictatorial que se extendió desde el 1930 hasta el mes de mayo del 1961, se tomaron decisiones que en gran medida favorecieron el desarrollo de la clase y las actividades artísticas nacionales.
Confirmación de muchos de esos hechos los encontramos con total seguridad en las colecciones bibliográficas y hemerográficas del Archivo General de la Nación.
En esta segunda parte de esta serie de cinco entregas destacamos un hecho muy especial de la dictadura y su maquinara política, ocurrido como parte de la programación artística de la Feria de La Paz y el Mundo Libre, evento que se desarrolló desde el 20 de Diciembre de 1955, hasta el 31 de Diciembre de 1956.
En esa ocasión, la imagen internacional de la dictadura debía mostrar sus mejores galas ante los pueblos y gobernantes del Continente y el mundo. Por eso, la inversión económica dedicada a edificar una nueva ciudad, dentro de la que llevaba el nombre del sátrapa, fue extraordinaria. La historiografía y la hemerográfia relata que rondó los 30 millones de dólares de aquellos tiempos.
El célebre músico español, con cierta ascendencia cubana, no sólo se presentó con su banda, sino que fue contratado para producir, como ya externe en la entrega pasada, un álbum completo de merengues.
Cugat era músico, compositor, director de orquesta, cantante, compositor de bandas sonoras para el cine, actor, director de cine, guionista, y violinista.
Su amplio repertorio musical incluía: La Conga, Mambo, Merengue, Rumba, y Samba. Su repertorio también incluyó: arreglos para canciones románticas, sobre todo en las voces de Tito Rodriguez, Miguelito Valdez, Abbe Lane, Charo Baeza, Vitin Avilés, entre otros intérpretes de esa época.
Independientemente de su versatilidad creativa, el amplio reconocimiento de Xavier Cugat llegó por sus constantes interpretaciones del mambo en clubes nocturnos, programas de televisión, y su participación en una extensa cantidad de obras cinematográficas.
Regularmente en las películas no ocupaba el rol protagónico, pero era la estrella invitada que marcaba el momento alegre, chispeante, divertido y muchas veces risible en las distintas producciones audiovisuales.