Opinión. Lunes, 12 de Mayo, 2025
El pasado sábado 10 de mayo de 2025, en apenas 15 segundos, el cielo de Mahwah, Nueva Jersey, se cubrió de polvo y escombros cuando el icónico hotel Sheraton Crossroads fue reducido a ruinas mediante una implosión controlada. Fue un espectáculo de precisión tecnológica: más de dos décadas de historia y arquitectura derrumbadas con exactitud milimétrica, en una escena que parecía sacada de una película.
Este edificio de 22 pisos, inaugurado en 1987 como parte de un ambicioso complejo comercial, fue durante años símbolo de modernidad, negocios y celebraciones familiares. Sin embargo, la estructura fue perdiendo su propósito. Cerró sus puertas en 2023 y ahora deja su espacio para nuevos planes urbanísticos.
Más allá de la implosión perfectamente calculada, el evento dejó resonando una pregunta profunda: ¿qué aprendemos cuando algo tan imponente desaparece en segundos? Aquí, algunas lecciones que trascienden el concreto:
1. Nada es para siempre
Por más grande o importante que parezca, todo tiene un ciclo. Lo mismo pasa con las etapas de la vida, los proyectos y las relaciones. Lo importante no es cuánto duran, sino lo que dejan.
2. Lo visible no es lo eterno
El hotel se fue, pero sus historias, sus bodas, sus reuniones de negocios, permanecen en la memoria colectiva. Así también, nuestras acciones y afectos tienen más peso que cualquier logro visible.
3. Hay belleza en cerrar ciclos
La implosión fue precisa, limpia y necesaria. Nos enseña que cerrar un ciclo no tiene por qué ser caótico: con decisión y planificación, también se puede terminar con dignidad.
4. El cambio duele, pero también libera
Muchos lamentaron ver caer el Sheraton, pero su ausencia habilita nuevas posibilidades. La vida funciona igual: cuando soltamos lo viejo, damos espacio a lo nuevo.
5. Renovarse o estancarse
El hotel operaba al 30% de su capacidad. Era funcional, pero ya no relevante. Insistir en mantener lo que ya no responde al presente puede ser más costoso que empezar de nuevo.