Opinión. Miercoles, 16 de Octubre de 2024
Sorprende que un proyecto de reforma fiscal que presume de moderno no preste la debida atención a fomentar actividades productivas vinculadas a las economías naranja y verde, dos pilares fundamentales de la economía moderna.
Racionalizar no significa arrasar. No hay razones para eliminar por completo los incentivos existentes, sin plantear alternativas efectivas y sostenibles y penalizar mediante aplicación de impuestos la generación de los empleos que resultan del proceso creativo expresado en las artes, la cultura, el cine, plataforma digitales y otras manifestaciones que promueven la innovación y contribuyen al desarrollo económico.
Tampoco se justifica que en una propuesta de reforma fiscal que se denomina moderna, se desaproveche la oportunidad de fomentar una economía y una cotidianidad más amigable con un medio ambiente sostenible.
Los conceptos de economía naranja y verde buscan promover un desarrollo económico más sostenible que tome en consideración tanto aspectos culturales, creativos, innovadores, como evitar la degradación del medio ambiente y, en la medida de lo posible, propiciar su recuperación.
En una economía de escasas oportunidades de trabajo como la dominicana, sobre todo para los más jóvenes, resulta un contrasentido que se atente contra la creación de nuevas fuentes de empleo como las mencionadas o se generen inequidades que afectan el entorno mediante decisiones irracionales que, bien intencionadas o no, buscan corregir otras irracionalidades. Eso no se justifica, debemos rechazarlo.