Opinión. Viernes, 09 de Agosto de 2024
Este año podría ser considerado el «Año de la Democracia» en América, ya que la mayoría de los países del continente han celebrado o celebrarán elecciones presidenciales. La secuencia comenzó con El Salvador, que celebró sus elecciones presidenciales el 4 de febrero, resultando en la reelección del presidente Nayib Bukele. Su primer mandato fue objeto de críticas internacionales debido a la militarización del Congreso, la creación de mega cárceles y la corrupción administrativa. Sin embargo, a pesar de estos puntos negativos, El Salvador es hoy uno de los países más seguros de la región.
El segundo país en realizar elecciones fue la República Dominicana, que celebró elecciones municipales el 18 de febrero. En estas elecciones, el partido oficialista alcanzó la mayoría de las alcaldías y distritos municipales. Más tarde, el 19 de mayo, la República Dominicana celebró elecciones presidenciales, resultando en la reelección de Luis Rodolfo Abinader Corona. Su administración se ha destacado por la disminución de la corrupción, el fomento del turismo, el aumento del programa social «Súperate», y la promesa de empleo y vivienda para la juventud. No obstante, ha enfrentado críticas por el aumento de la deuda pública y externa debido a préstamos, y por la falta de reformas estructurales.
Panamá celebró sus elecciones presidenciales el 5 de mayo, resultando electo José Raúl Mulino Quintero. Este proceso fue ampliamente reconocido por su transparencia y organización.
México fue el cuarto país en realizar elecciones generales, el 2 de junio, resultando electa Claudia Sheinbaum Pardo, la primera mujer presidenta en la historia de México en 200 años. Este hecho representa un avance significativo en la igualdad de género en la política mexicana.
Las elecciones generales en Venezuela, celebradas el 28 de julio, han sido objeto de gran controversia. Nicolás Maduro fue declarado ganador en un proceso ampliamente cuestionado por la comunidad internacional debido a denuncias de fraude, represión de la oposición y control de los medios de comunicación. Estas acciones han llevado a muchos a clasificar el gobierno de Maduro como autoritario.
El gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela es considerado por muchos analistas y organizaciones internacionales como autoritario. Características que apoyan esta percepción incluyen la concentración del poder, la consolidación del control sobre los poderes ejecutivo, legislativo y judicial, y la represión de la oposición. Desde 2018, se han denunciado detenciones arbitrarias y torturas a líderes opositores y activistas, así como censura de medios de comunicación y manipulación electoral. Estas políticas han provocado protestas tanto dentro de Venezuela como en la comunidad internacional.
El pueblo venezolano ha intensificado sus demandas de cambio, manifestando un descontento mucho mayor que durante el mandato de Hugo Chávez. El futuro de Maduro podría tener tres posibles desenlaces: su renuncia al poder, lo cual es poco probable; un golpe de estado, que parece más posible; o un escenario similar al asesinato del dictador Rafael Trujillo en la República Dominicana en 1961.
En el continente americano, hemos tenido presidentes autoritarios o dictadores notables como Fidel Castro en Cuba (1959-2008), Augusto Pinochet en Chile (1973-1990), Hugo Chávez en Venezuela (1999-2013), Rafael Leónidas Trujillo en República Dominicana (1930-1961), y Jorge Rafael Videla en Argentina (1976-1981). Nicolás Maduro, desde 2013, es considerado por muchos como un nuevo integrante de esta lista debido a sus prácticas autoritarias y al impacto duradero de su gobierno.
Finalmente, América aún tiene pendientes elecciones importantes, como en Brasil, Estados Unidos, Chile y Uruguay, que definirán el rumbo democrático de la región en los próximos años.
Por J. S.
