×
ECO PLAY TRABAJOS DE INVESTIGACIÓN PROVINCIAS CONTÁCTENOS

El ciberactivismo en el 2028

Por: Pavel De Camps Vargas

Opinión. Lunes, 24 de Marzo, 2025

Cómo la inteligencia artificial y el poder del clic están revolucionando la lucha social y definiendo el futuro de la movilización global.


El activismo siempre ha sido la chispa del cambio, pero en el siglo XXI ha encontrado un combustible revolucionario: la inteligencia artificial (IA). A medida que nos acercamos al 2028, la fusión del ciberactivismo y la tecnología digital está redefiniendo cómo se organizan las protestas, se amplifican las voces y se desafía el poder. La IA no solo potencia la capacidad de los movimientos sociales para llegar a millones en segundos, sino que también introduce dilemas éticos y riesgos inéditos. ¿Cómo está cambiando esta alianza el panorama de la resistencia global?

La revolución del megáfono a los algoritmos

El ciberactivismo ha roto las barreras del espacio y el tiempo. Lo que antes requería pancartas y megáfonos ahora se logra con hashtags, plataformas digitales y estrategias impulsadas por IA. Esta transformación ha dado lugar a movimientos más rápidos, globales y precisos. Algunos ejemplos destacan su impacto:

  • #MeToo : Una ola mundial que utilizó redes sociales y análisis de IA para identificar patrones de abuso, empoderando a sobrevivientes y desafiando estructuras de poder.
  • #BlackLivesMatter : Con herramientas digitales y algoritmos, este movimiento mapeó la violencia policial y coordinó protestas transnacionales en un tiempo récord.
  • Fridays for Future : Greta Thunberg y su generación aprovecharon la IA para viralizar mensajes climáticos y organizar movilizaciones masivas.
  • Primavera Árabe 2.0 : En Medio Oriente, activistas usaron tecnología para burlar la censura, comunicarse encriptadamente y mantener viva la resistencia.

La IA permite analizar datos masivos, predecir tendencias y segmentar audiencias, convirtiendo el activismo en una ciencia estratégica. Sin embargo, este poder no está exento de sombras.

IA: el doble filo del activismo moderno

La inteligencia artificial (IA) se ha convertido en un pilar del ciberactivismo, ofreciendo herramientas revolucionarias que potencian la lucha social, pero también abriendo la puerta a riesgos que podrían socavarla. Este doble filo define el presente y el futuro de los movimientos globales.

Por un lado, la AI empodera a los activistas con capacidades sin precedentes. Plataformas como IBM Watson analizan en tiempo real la opinión pública en redes sociales, permitiendo ajustar estrategias al instante, mientras algoritmos como los de Google DeepMind rastrean patrones de desinformación y generan contra narrativas en segundos. La microsegmentación, impulsada por sistemas como los usados ​​en campañas políticas de Cambridge Analytica (aunque controversiales), asegura que los mensajes lleguen a audiencias clave con precisión quirúrgica. Además, los chatbots basados ​​en modelos como ChatGPT de OpenAI automatizan tareas: organizan eventos, responden preguntas y difunden información 24/7, liberando a los activistas para enfocarse en la acción.

Los éxitos políticos recientes demuestran el poder transformador de la IA con datos irrefutables. En 2016, la campaña de Donald Trump utilizó la microsegmentación vía Cambridge Analytica, analizando 87 millones de perfiles de Facebook para personalizar anuncios con una efectividad que inclinaba estados clave, logrando un retorno estimado de 5:1 en inversión digital, y en la campaña del 2024 no solo aprovechó la IA para repetir éxitos pasados, sino que la llevó a un nuevo nivel de sofisticación y audacia. Emmanuel Macron, en 2017 y 2022, integró análisis de sentimientos con IA, procesando millones de tuits diarios para adaptar su discurso en tiempo real, mientras sus chatbots atendieron a 1.2 millones de interacciones únicas en 2022. Joe Biden, en 2020, optimizó su publicidad programática con IA, redirigiendo el 70% de su presupuesto digital a estados bisagra en las últimas 72 horas, según métricas de comportamiento en X y Tendencias de Google. Narendra Modi, en 2019, desplegó los chatbots en WhatsApp que alcanzaron a 300 millones de usuarios, con un 92% de respuestas automatizadas personalizadas, consolidando su victoria con un alcance sin precedentes. Estos casos prueban que la IA no solo amplifica: domina el juego político con precisión algorítmica.

En política, estas tecnologías ya han dejado huella. Durante las elecciones estadounidenses de 2020, herramientas como Themis ayudaron a grupos activistas a combatir noticias falsas, mientras que en India, el partido BJP utilizó sistemas de análisis predictivo para movilizar electoralmente a los votantes en 2019. En Hong Kong, los manifestantes de 2019 emplearon aplicaciones con IA básica para coordinarse y evadir la vigilancia estatal.

Sin embargo, los riesgos son igualmente reales y alarmantes. Gobiernos y corporaciones usan IA para manipular movimientos desde dentro: sistemas como los desarrollados por Palantir permiten infiltrarse en redes activistas y sembrar discordia. La censura se ha sofisticado con algoritmos de vigilancia, como los de China basados ​​en SenseTime, que bloquean contenido crítico antes de que se viralice. Y la desinformación ha alcanzado un nuevo nivel con deepfakes generados por modelos como DALL-E o Stable Diffusion , capaces de fabricar videos falsos que desacreditan causas legítimas en cuestión de horas.

El equilibrio entre el uso ético y el abuso de estas tecnologías será decisivo. Mientras IA como Grok (de xAI) podrían usarse para optimizar estrategias activistas con transparencia, su mal uso en manos de actores

¡Friusa Despierta!

La marcha que encenderá el corazón de una nación, ya sacudió las redes sociales En la era digital, donde la […]

La autoridad ante la provocación

La autoridad está compelida a garantizar la seguridad en cada manifestación y no solo de los que protestan; el orden […]