Opinión. Miercoles, 11 de Septiembre de 2024
La reciente detención del famoso youtuber Luisito Comunica en el Metro de Santo Domingo ha desatado una serie de debates sobre los límites de la creación de contenido y las regulaciones de espacios públicos. Luisito, conocido por su estilo aventurero y su capacidad para capturar la esencia de los lugares que visita, fue detenido por agentes del Cuerpo Especializado para la Seguridad del Metro (Cesmet) por grabar sin autorización en el sistema de transporte dominicano. Este hecho genera preguntas sobre la delgada línea entre la libertad de expresión y la necesidad de proteger la seguridad y el orden en espacios públicos.
Por un lado, está el argumento de la protección. Las instalaciones como el Metro de Santo Domingo son infraestructuras críticas que requieren normas de seguridad estrictas. El reglamento, aprobado por la Oficina para el Reordenamiento del Transporte (OPRET), prohíbe la grabación de videos o sonidos con fines no personales sin una autorización previa. Estas normativas buscan evitar cualquier tipo de interferencia que pueda poner en riesgo la seguridad de los pasajeros o la operación del sistema.
Por otro lado, está el papel de los creadores de contenido, quienes hoy en día son una herramienta importante para el turismo y la promoción cultural. Personalidades como Luisito Comunica atraen millones de miradas hacia los lugares que visitan, lo que puede representar un beneficio económico y cultural para la región. En un mundo donde el acceso a la información y a las imágenes es casi instantáneo, restringir la grabación sin una justificación clara puede parecer una medida excesiva y poco flexible.
Este caso pone de relieve la necesidad de un equilibrio. Las normas de seguridad son esenciales, pero también es necesario revisar los procedimientos para facilitar, cuando sea posible, la labor de los creadores de contenido. En lugar de una confrontación entre autoridades y creadores, debería promoverse una cooperación que permita tanto la protección del orden como la difusión de los aspectos positivos de un país.
En última instancia, se deben generar discusiones para revisar y modernizar las regulaciones de los espacios públicos frente a la era digital, en la que cualquier rincón del mundo puede volverse viral en cuestión de minutos. El objetivo debe ser un balance que promueva tanto la seguridad como la libertad creativa.