Opinión. Miercoles, 15 de Diciembre de 2021
Por: Jennifer De Los Santos
El director de la Policía Nacional, el mayor general Eduardo Alberto Then, tomó la decisión el pasado jueves 9 de noviembre del presente año, de suprimir los retenes o chequeos en las calles, porque estos resultaban ser “odiosos” para las personas “honradas y de trabajo” que eran detenidas al dirigirse a sus hogares o rumbo a otras actividades.
Medida que tomó para complacer a la población buena, y luego como forma de argumento, sustentó que el delincuente no pasa por los retenes policiales y por tanto, hay que salir a buscarlo.
Puedo decir que, este último motivo es bastante acertado, porque la verdad es que, el que roba no va a presentarse a los agentes, aquí estoy yo, arrésteme, soy un maleante.
Con lo que no concuerdo, es que la medida fue tomada, sin hacer un previo análisis, solo porque esa estrategia utilizada por la Policía era “odiosa” para la gente honesta.
El problema no radica en los chequeos o retenes “per se”, más bien, es en la forma en como se ejecutan.
Esta metodología usada por las autoridades del orden para combatir la delincuencia, se convirtió en algunas ocasiones en un “negocio”. Digo esto, porque son muchos los videos que circulan en las redes sociales de personas que denunciaba que eran varados por miembros policiales e inmediatamente le buscaban dinero, estos lo dejaban ir.
No obstante a eso, entiendo que eliminarlos no era lo favorable y menos en plena época navideña en donde el empleado recibe más recompensa económica por el trabajo que a desempeñado todo el año en una empresa pública o privada y que además, van a consumirle los productos de las personas que tienen sus negocios propios, por lo que también, estos pueden salir afectados.
Cambiar el horario de hacer los retenes, pudiese ser una opción.
No es lo mismo, efectuarlo todo el día o en hora pico donde la gente sale de trabajar cansado y estresado que lo único que quiere es llegar a su hogar a relajarse, a que se hagan a las 9 de la noche en adelante que se supone es una hora prudente, ya que casi todas las personas han terminado sus actividades diarias.
A partir de esa hora y en las siguientes, dígase 10, 11, 12, y 1 de la mañana cada persona que este circulando en las calles puede ser cuestionado sobre sus razones por la cual está a esas horas transitando, sin problema alguno y para mayor seguridad del ciudadano.
“No podemos informar a los malhechores que las calles están libres”