Opinión. Lunes, 03 de Marzo, 2025
En un mundo donde la tecnología avanza a pasos agigantados y la delincuencia se vuelve cada vez más sofisticada, resulta alarmante que las claves de comunicación de la Policía Nacional de la República Dominicana no hayan sido actualizadas en más de 40 años. Lo que en su momento fue un sistema eficaz para la coordinación operativa, hoy se ha convertido en un secreto a voces, conocido no solo por periodistas y locutores, sino también por los mismos delincuentes a los que se pretende combatir.
La comunicación es el pilar fundamental de cualquier cuerpo de seguridad. La capacidad de transmitir información de manera rápida y segura puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte en una situación crítica. Sin embargo, si los códigos utilizados por la policía son fácilmente interceptados o comprendidos por personas ajenas a la institución, se pierde el factor sorpresa y se compromete la efectividad de las operaciones.
No es un secreto que en otros países, las fuerzas del orden han evolucionado hacia sistemas de comunicación encriptados, con protocolos de seguridad que dificultan la interceptación de sus mensajes. ¿Por qué, entonces, en la República Dominicana seguimos utilizando claves obsoletas? La delincuencia no es la misma de hace 40 años, y la respuesta policial tampoco puede seguir anclada en el pasado.
El país necesita con urgencia una reforma en la comunicación policial. Esto implica la implementación de tecnologías avanzadas, la rotación periódica de claves y el entrenamiento constante de los agentes en su uso. Solo así podremos garantizar que la información operativa se mantenga segura y que las estrategias policiales no sean frustradas antes de ejecutarse.
Es momento de que las autoridades competentes asuman su responsabilidad y den el paso hacia una modernización real. La seguridad ciudadana no puede depender de sistemas arcaicos y vulnerables. El cambio no solo es necesario, sino urgente.