Opinión. Martes, 25 de Noviembre, 2025
La coyuntura que vive el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) ha reactivado un debate profundo sobre liderazgo, experiencia y el tipo de candidatura capaz de reposicionar al partido ante un electorado que evalúa críticamente la gestión actual del PRM.
La frase de Danilo Medina, “el caballo está listo, pero hace falta el jinete”, ha tomado fuerza dentro del discurso político, pues resume el sentir de una organización que conserva estructura, base social y tradición de gobierno, pero que aún busca quién encarne su mejor posibilidad de retorno al poder. El partido se encuentra, así, en un cruce decisivo donde la figura que encabece su boleta influirá en su capacidad de competir por los primeros lugares.
En este debate, una corriente importante dentro del PLD subraya que la coyuntura exige a un dirigente con suficiente madurez política para interpretar el momento. Estos sectores argumentan que el país atraviesa tensiones económicas, frustraciones con promesas incumplidas y una percepción creciente de desgaste en la administración de Luis Abinader. Desde esa lectura, se considera que un liderazgo experimentado podría conectar con las demandas de estabilidad y dirección clara que parte de la ciudadanía expresa en encuestas y espacios de opinión.
Es en ese contexto donde muchos militantes señalan a Francisco Javier García como una figura con atributos diferenciados. Sus defensores destacan su trayectoria en estrategias electorales, su capacidad de organización territorial y su conocimiento profundo del PLD y del Estado.
Sostienen que su experiencia lo coloca en una posición singular para interpretar el momento político y para articular una propuesta que recupere la competitividad del partido. Además, dentro de estas opiniones, se señala que Francisco Javier ha demostrado en distintas etapas su habilidad para construir consensos y manejar escenarios complejos, algo especialmente valioso en un partido que busca reencontrar cohesión.
Otro argumento frecuente entre quienes lo favorecen es que, en un escenario donde los errores del gobierno actual abren una ventana política, se requeriría una figura que no esté en fase de aprendizaje, sino en capacidad de actuar con precisión desde el primer día de campaña. Según esta visión, el PLD tendría mejores posibilidades si presentara un candidato ya probado, que entienda de logística política, comunicación estratégica y sensibilidad social. Para estos sectores, Francisco Javier representa ese perfil, combinando experiencia y lectura realista del país.
Al final, el debate sigue abierto dentro del PLD, pero el discurso de quienes ven en Francisco Javier la opción más competitiva se ha vuelto cada vez más visible. Sin imponer una respuesta única, estos sectores sostienen que el partido se juega mucho en esta decisión: no solo una candidatura, sino la posibilidad de reposicionar al PLD como alternativa principal frente al desgaste del gobierno actual.
Si el caballo está listo, como dijo Medina, la discusión gira ahora en torno a que la experiencia, la trayectoria y la capacidad política de Francisco Javier García lo convierten, según sus defensores, en el “jinete” más preparado para los comicios del 2028.