Opinión. Martes, 10 de Diciembre de 2024
El pasado fin de semana, medios y redes sociales se vieron inundados de conmoción por una supuesta masacre de haitianos ancianos en Haití. Sin embargo, un análisis detallado ha revelado que esta tragedia no ocurrió. Las imágenes que circularon para respaldar esta narrativa, incluidas fotos de cadáveres y de una mujer llorando, han resultado ser descontextualizadas y engañosas.
Una de las imágenes más impactantes, que muestra cuerpos sin vida, pertenece a un evento reciente en Sudán, específicamente en Wad al Nura, estado de Al Yazira, ocurrido en junio de 2024. En ese episodio, más de 100 personas murieron en enfrentamientos violentos entre las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR) y otros grupos armados. Otra fotografía difundida como prueba de la masacre muestra a una mujer haitiana llorando, pero esta imagen fue tomada en noviembre de 2022 en Puerto Príncipe y documenta el desplazamiento forzado de civiles por la violencia de pandillas en el barrio de Cité Soleil.
No existe evidencia de una masacre ocurrida en Haití el pasado fin de semana. Sin embargo, la manipulación mediática ha sido suficiente para agitar la opinión pública e influir en la política migratoria de la República Dominicana.
El verdadero objetivo: Frenar las deportaciones y justificar el éxodo
Este episodio de desinformación no es un caso aislado; es parte de un patrón más amplio. La narrativa de una crisis humanitaria en Haití parece estar diseñada para frenar las deportaciones de haitianos desde la República Dominicana bajo el pretexto de razones humanitarias. Además, estas historias alimentan el éxodo masivo de haitianos hacia territorio dominicano, en muchas ocasiones con el argumento de buscar refugio ante una supuesta catástrofe humanitaria.
La República Dominicana ya enfrenta una enorme presión migratoria, y sus esfuerzos por controlar el flujo migratorio se ven debilitados por narrativas que apelan a la culpabilidad internacional. Esta estrategia, lejos de resolver los problemas estructurales de Haití, traslada la carga al vecino país, exacerbando las tensiones sociales y políticas.
Manipulación mediática: Una amenaza a la soberanía dominicana
La difusión de estas imágenes descontextualizadas no solo genera indignación, sino que también busca minar la soberanía dominicana. En la actualidad, las deportaciones realizadas por el gobierno dominicano, limitadas en muchos casos a hombres haitianos, han sido frenadas para mujeres y niños, supuestamente por órdenes de altos funcionarios que actúan al margen de las leyes y la Constitución dominicanas.
Este tipo de desinformación, que se presenta como un llamado a la empatía, termina afectando la capacidad de un Estado para ejercer control sobre sus políticas migratorias y salvaguardar los intereses de sus ciudadanos.
La restauración de la verdad y el llamado a la acción patriótica
En este contexto, es crucial que la sociedad dominicana se mantenga alerta y exija responsabilidad a las instituciones y a los medios de comunicación que difunden información falsa. Es hora de interpelar a los actores políticos responsables de decisiones que parecen favorecer intereses extranjeros o particulares. También es necesario investigar quiénes están financiando y promoviendo estas narrativas falsas.
¿Por qué no se han mostrado videos de la supuesta masacre? Esta falta de pruebas audiovisuales, en una era en la que casi todos los eventos son documentados en tiempo real, debería ser motivo suficiente para cuestionar la veracidad de estas afirmaciones.
La República Dominicana no puede ceder ante presiones construidas sobre falacias. La verdad, respaldada por hechos, debe ser la base de las decisiones que afectan el futuro del país. Como lo señala el discurso patriótico, la restauración no solo está cerca, sino que es más urgente que nunca.