Opinión. Lunes, 25 de Agosto, 2025
Las renuncias de miembros en los diferentes partidos son vistas como una debilidad, y sí que lo son, pero mirándole el lado positivo es lo mejor que le puede pasar, ya que hay muchos que siguen ahí físicamente, pero su mente está en otro lado.
Las organizaciones políticas necesitan personas comprometidas, que contribuyan en el fortalecimiento de las mismas y puedan demostrarle a la sociedad que son opción de poder, y no militantes que ni ellos mismos están convencidos de si quieren o no permanecer.
Uno de los partidos que tras las elecciones del 2024 he venido sufriendo dramáticamente dimisiones es el de la Liberación Dominicana (PLD), donde altos dirigentes han tomado la decisión de abandonar las filas después de varios años de militancia por X o Y razón.
Yo no estoy aquí para hablar de si el PLD debe transformarse y eliminar ciertas prácticas, que sí debe hacerlo, sino para manifestar que, tomando en cuenta lo que sucedió en los comicios, donde hubo actos de traición (se vendieron al mejor postor) según denuncias internas, que integrantes que no se sienta parte del peledeísmo decidan irse es algo positivo.
Así se acaba con “las ratas” como dijo el presidente de la organización morada, Danilo Medina. Si solo quedan tres gatitos, que sean eso, la ventaja es que se quedan por lealtad y no por el beneficio que le pueda dar.