Sin Categoria. Jueves, 20 de Julio, 2023
Participar en política, de manera militante, nos invita a estar preparado para enfrentar muchos retos. El trabajo metódico, permanente, y la perseverancia, deberán ser junto a otros atributos intrínsecos de la personalidad, elementos vitales en la consecución de cada meta propuesta.
La lucha de los contrarios, ha de ser el espejo en el que nos miremos cada día; ella nos indica a través de los movimientos de los que están en la acera del frente, como vamos, que ajustar, y hacia dónde dirigirnos.
Viéndolo con un poco más de complejidad, es decir a partir de lo que deben ser las tácticas y estrategias, tendríamos mayores posibilidades de acierto.
La política partidaria nos involucra en un mundillo incómodo, mismo en el que se precisa de marcada inteligencia, paciencia y carácter, cualidades que ayudan no solo a entender por donde vendrán los ataques de los adversarios, sino también, la suficiente gallardía para no dejarnos llevar a su terreno, y vencer allí donde nos propongan alguna lucha.
Entrar a la política, desde la búsqueda de alguna posición electiva, o de otra índole, implica desatar los demonios, dado los intereses que se tocan, más aun cuando se trata de lidiar con individuos que solo conocen los golpes bajos en su agenda de trabajo partidario.
No estamos hablando de algo nuevo, y es que, desde los tiempos antiguos, con la misma aparición del hombre sobre la tierra, vino con la etiqueta de pelear sin contemplación por cosas apetecidas. Si lo vemos a partir de la óptica bíblica, lo de Caín y Abel es punto ilustrativo.
La lucha de lo que llamamos nuestros contrarios, o individuos que buscan como nosotros, alcanzar ciertas posiciones, nos dicen mucho sobre lo que son nuestras partes fuertes. Los ataques directos o indirectos, señalan que nos consideran obstáculos en sus intenciones, por lo que les brotan sus profundas iniquidades.
Tener buen entrenamiento, resistencia, coraza protectora, ayudan bastante en el delicado territorio político donde pisamos y pretendemos plantar nuestras huellas.
No podemos concluir este corto escrito, sin repetir que muchos de los ataques de aquellos que nos adversan, se dan casi siempre por que se dan cuenta que no tienen posibilidad de competir en los terrenos de la decencia y la credibilidad. En fin, hay críticas, aunque denigrantes, que nos invitan a sentirnos bien, que nos dicen que somos un problema en la ruta de nuestros contrarios.