Opinión. Domingo, 29 de Junio, 2025
Por disposición del Consejo de Seguridad de la ONU, el pasado miércoles 25, se cumplió el 1er. año de la llegada a la república de Haití la Misión Multinacional de Apoyo a la Seguridad (liderada con soldados kenianos), con la expresa tarea de “pacificar y desarmar las bandas que, mediante chantajes, extorsiones, destrucciones, asesinatos, violaciones, saqueos, terror y narcotráfico controlaban más del 80 % del territorio de Haití”.
Un año después, la Misión Multinacional se desinfla, evidenciando un rotundo fracaso en alcanzar sus encomiendas; a tal grado que el presidente de Kenia amenazó con retirar sus soldados por incumplimiento de los aportes económicos prometidos; mientras la crisis haitiana ¡marcha de mal en peor!
Como paradoja de la vida, el mismo miércoles 25, como una irónica “contribución para agravar y complicar la crisis haitiana”, la prensa norteamericana informa que la administración del presidente Trump dispuso:
“El fin del Estatus de Protección Temporal (TPS, en inglés) para Haití, lo que supone un duro golpe para más de 521,000 haitianos inmigrantes que estaban protegidos de la deportación y les otorgaba un permiso de trabajo porque la situación ambiental en Haití “ha mejorado lo suficiente” para que los ciudadanos haitianos regresen a su casa con seguridad.” ¡Un chiste cruel!
Las históricas contradicciones políticas y raciales entre las élites económicas e intelectuales haitianas también han socavado las actividades de la Comisión de Transición Presidencial, que ha resultado un verdadero fiasco político, por lo cual se hace más incierta y complicada las posibilidades de realizar, en este 2025, las “programadas elecciones nacionales en Haití”.
También, por primera vez desde el magnicidio (julio de 2021) del presidente Juvenel Moise, es que la OEA, bajo amenaza directa del gobierno norteamericano, se manifiesta formalmente, el pasado viernes 27, al finalizar su 55ª Asamblea General, con la siguiente resolución:
“Materializar un mayor compromiso de los países miembros a respaldar la Misión de Seguridad desplegada en Haití porque ese país atraviesa por una crisis de violencia y una catástrofe humanitaria sin precedentes, y pasar de las palabras a las acciones (¿?) a los fines de crear las condiciones para la celebración de elecciones libres y justas»
Porque la crisis haitiana marcha de mal en peor, por las incertidumbres en las perspectivas de solucionarla y porque los países de la región son afectados por la compleja crisis haitiana, muy en especial la República Dominicana (RD), es muy válido respaldar las gestiones que al respecto se están realizando en nuestro país:
1.- Continuar catalogando la compleja, grave e histórica crisis haitiana como uno de los problemas prioritarios que amenaza la buena gobernanza de la RD, en tanto repercute directamente en aspectos nodales como la economía, seguridad social y ciudadana, la inmigración indocumentada y nuestra soberanía nacional.
2.- Las gestiones que a nivel internacional está realizando el gobierno del presidente Abinader, en particular ante los organismos y países decisorios como ONU, Consejo de Seguridad, OEA, EE.UU. y la Unión Europea.
3.- Los acuerdos de la cumbre del presidente Abinader con los expresidentes Leonel Fernández, Hipólito Mejía y Danilo Medina y la histórica carta que enviaron a los países miembros del Consejo de Seguridad de la ONU.
4.- Monitorear los resultados de los interesantes debates que se están realizando en las diferentes mesas del Consejo Económico y Social, evaluando con objetividad los reclamos de los sectores productivos (agrícola y de la construcción).
5.- Fortalecer las actividades de la Dirección de Migración para que, respetando los derechos humanos y la dignidad de los inmigrantes, prosiga realizando sus actividades con los inmigrantes indocumentados.
6.- Aumentar los mecanismos para eficientizar el control fronterizo y reducir la corrupción que facilita la entrada a RD de inmigrantes haitianos indocumentados.
Porque la crisis haitiana marcha de mal en peor, complicada y plagada de incertidumbres, repercutiendo en RD; con esta reflexión pretendemos llamar la atención a los líderes de nuestros partidos políticos y de las organizaciones de la sociedad civil para poner en acción los esfuerzos y voluntades que sean necesarios para garantizar la seguridad, estabilidad económica, la paz social, la institucionalidad y gobernabilidad democrática que, desde hace décadas, tenemos en RD.