Opinión. Miercoles, 05 de Marzo, 2025
El proceso de descolonización que se produjo en el mundo fue una respuesta a siglos de dominación por parte de las potencias mundiales sobre lo que el sociólogo Immanuel Wallerstein llamaba «la periferia» en el sistema-mundo. La colonización a nivel global comenzó en el siglo XV y se extendió hasta el siglo XX, configurando las relaciones de poder, economía y cultura en los territorios dominados.
Las fechas clave de este proceso incluyen 1415, con el inicio del Imperio colonial portugués, y 1492, cuando Cristóbal Colón llegó a América, dando inicio a la colonización europea del continente. Sin embargo, el proceso de descolonización fue relativamente rápido en algunos contextos, desarrollándose en gran parte entre 1945 y 1962. A pesar de ello, este proceso aún no ha concluido, ya que actualmente existen 17 Territorios No Autónomos en el mundo, donde residen cerca de dos millones de personas.
En América Latina, la descolonización comenzó a principios del siglo XIX, cuando las colonias latinoamericanas iniciaron sus movimientos de independencia de España. No obstante, esta independencia política no siempre implicó una emancipación económica, social y cultural, lo que ha mantenido estructuras de dependencia y dominación hasta la actualidad.
Frantz Fanon consideraba que la descolonización era un proceso creativo que permitía a los pueblos colonizados reintegrarse a la realidad social. Según él, la colonización redujo la identidad y la autonomía de los pueblos dominados, imponiendo una visión eurocéntrica del mundo.
Fanon planteaba que la descolonización es una forma de (des)aprendizaje: desaprender todo lo impuesto y asumido por la colonización y la deshumanización, para reaprender a ser mujeres y hombres en plena autonomía. Para él, la descolonización solo ocurre cuando todos, de manera individual y colectiva, participan en su derrumbe.