Opinión. Lunes, 31 de Marzo, 2025
El crecimiento económico dominicano se proyecta que será bajo en 2025, probablemente menor a 4%. El dato a enero ya lo confirma: la economía creció apenas 2.2%. Previamente, había crecido 3.7% en noviembre-diciembre de 2024. Estas cifras son bajas en un país acostumbrado a crecer 5%-6% históricamente. Menor crecimiento económico implica menos dinero en el bolsillo de la gente, menor creación de empleos, que se creará y distribuirá menos riqueza, reducción de la demanda de préstamos, menos actividad empresarial, menor recaudación de impuestos en términos nominales, mayores cuentas por cobrar, y dificultad para reducir la pobreza.
Varios indicadores muestran la desaceleración económica. Las recaudaciones por ITBIS interno (1.6%), operaciones inmobiliarias (-3.1%), impuestos selectivos a las cervezas (3.6%) y al pago de la primera placa de vehículos (4.4%) están creciendo igual o menos que la economía en los primeros dos meses de 2025. Un signo del estancamiento de la actividad comercial.
En la actualidad no hay muchas opciones de política para impulsar el crecimiento. Por un lado, el gobierno no tiene el espacio fiscal para aumentar el gasto público y generar dinamismo económico. La imposibilidad se debe al aumento de gastos poco productivos en los últimos años (nómina, intereses de la deuda, pensiones, transferencias al sector eléctrico) sin que los ingresos subieran de manera equivalente.
Dado lo anterior, el gobierno ha tenido mayores déficits fiscales (3.1% del PIB en 2024), los cuales financia con más deuda pública, generando mayores pagos de intereses. Como resultado, el gasto de capital (construcción de escuelas, hospitales, carreteras) se proyecta como el más bajo de los últimos 30 años. La inversión pública es la que genera dinamismo comercial rápidamente, pero el presupuesto de 2025 establece una reducción de 10,600 millones de pesos respecto a 2024. Algo contraproducente en estos momentos.
Por otro lado, la política monetaria está restringida por las tasas de interés de Estados Unidos. El Banco Central, aunque ha hecho un esfuerzo positivo manejando la difícil situación, tiene una disyuntiva: o estabilizar el alza del dólar o promover crecimiento económico.
Como las tasas de interés en EEUU de activos en dólares son altas, las tasas de interés en el país para activos en pesos deben mantenerse elevadas; de lo contrario los inversionistas preferirían invertir en activos en dólares, se generaría mayor demanda de dólares, lo que aumenta su precio. Eso explica el alza del dólar en los últimos meses. No obstante, hay un costo. Si las tasas de interés se mantienen altas, la economía crecerá poco. Esto es particularmente cierto en sectores intensos en crédito como la construcción. En 2024, la construcción creció apenas 2.1%; en enero de 2025, experimentó una caída estrepitosa de 7.3%.
La situación actual hace difícil que la política monetaria incentive el crecimiento económico, pues debe enfocarse en mantener la estabilidad del precio del dólar. En este momento el gobierno debiera expandir el gasto en obras públicas para compensar. Lamentablemente, se está haciendo lo opuesto. La factura de aumentar gastos poco productivos se estará pagando en 2025 con menor crecimiento económico.