Opinión. Jueves, 19 de Septiembre de 2024
La peligrosa persecución del alcalde Dío Astacio contra periodistas y actores sociales de Santo Domingo Este no comienza con el acto amenazante e intimidante contra Fernando Buitrago. Ya algunos regidores habían expresado su preocupación por las consecuencias que podrían sufrir por pedir explicaciones al alcalde. Los regidores que se sienten amenazados están tan intimidados que temen hacer denuncias de manera valiente frente a las cámaras y se limitan a denunciar fuera de ellas, de forma temerosa, las amenazas del alcalde.
Según un regidor, el alcalde se molestó por los cuestionamientos ante su negativa de presentar un informe de los primeros cien días de gestión, y en una reunión expresó que él “tiene cañones para responderle a las pistolitas de los regidores”, además de otras frases que implican represalias veladas.
Muchos periodistas de Santo Domingo Este, dueños de medios digitales, temen hacer cuestionamientos sobre el abandono de los equipos de Ralma, o realizar reportajes sobre los criaderos de ratas que generan los furgones. También temen denunciar las condiciones de insalubridad y explotación de los obreros que sacan con sus manos la basura podrida de los contenedores, o pedirle explicaciones al alcalde por el manejo poco claro de los fondos públicos. Varios confiesan sentir miedo, ya que supuestamente no serán tomados en cuenta para contratos de publicidad si critican al alcalde.
Las amenazas económicas y judiciales a periodistas y regidores, así como el acoso laboral a los obreros, son reflejos de una intolerancia creciente, alimentada por la indiferencia de quienes tienen la responsabilidad social de fiscalizar e informar a la ciudadanía.
En la pasada reunión del Concejo de Regidores, el secretario general del ayuntamiento de Santo Domingo Este reprendió públicamente a una regidora por hacerse eco de un informe no oficial. Sin embargo, la regidora lo hizo porque el ayuntamiento utiliza todo tipo de excusas para no entregar el informe oficial. Lo único que le faltó al secretario general fue sacar una correa y darle una pela a la regidora. Sin embargo, esa acción pasó desapercibida, con absoluta indiferencia por parte de los medios locales.
En su reprimenda pública a la regidora, el secretario general admitió que gastaron poco más de 70 millones de pesos durante el estado de emergencia. Es decir, si recibieron 91 millones de pesos en el banco, no había necesidad de declarar un estado de emergencia por 280 millones de pesos, si al final usarían menos de lo recibido en banco, lo que indica que el control de la basura del municipio no ameritaba fondos especiales.
El alcalde Dío Astacio no es el único culpable de sus desmanes; los verdaderos responsables son los políticos de Santo Domingo Este, por su apatía y falta de iniciativa para defender el municipio.
Estas acciones me recuerdan al pastor Martin Niemöller, quien en su famoso sermón pronunció algunas frases que luego le atribuyeron al poeta Bertolt Brecht. Llevando este mensaje al contexto de Santo Domingo Este, sería algo así:
«Primero desacreditaron al exalcalde Manuel Jiménez con un estado de emergencia ficticio, pero yo no me preocupé porque no soy ‘manuelita’. Luego cancelaron a los perremeístas del ayuntamiento, pero yo no me preocupé porque no soy del PRM. Luego violaron los derechos de los peatones con contenedores que ocuparon las aceras, pero yo no me preocupé porque no camino a pie. Después maltrataron a los obreros obligándolos a meterse en los contenedores de basura podrida, pero no me preocupé porque ninguno de esos obreros es familiar mío. Más tarde reprendieron públicamente a la regidora Pinales, pero no me preocupé porque no soy regidor. Ayer intimidaron al periodista Fernando Buitrago de manera amenazante, pero no me preocupé porque no soy periodista. Hoy me desperté temeroso de que vengan por mí, porque ya no queda nadie para preocuparse».