Opinión. Lunes, 15 de Mayo de 2023
Por: Jenniffer De Los Santos
Infortunadamente, la violencia forma parte del día a día de algunos sectores y barrios de nuestro país, hasta tal punto, que poco a poco nos hemos ido acostumbrando a ella.
Sin embargo, cometemos un error al entender que el maltrato físico y psicológico es algo «normal», especialmente en las relaciones de parejas, pues culturalmente se ha creído que la mujer es inferior al hombre y debe hacer lo que él diga.
Durante los últimos días en el territorio dominicano la violencia de género se ha desbordado, trayendo como consecuencia la muerte de varias féminas a manos de sus parejas o exparejas.
El caso de la locutora Chantal Jiménez en el mes de abril, quien fue ultimada por su ex pareja, ha servido, lamentablemente, para despertar un poco a las autoridades en torno a estos sucesos, que muchas veces se pueden evitar.
Recientemente las comunicadoras Amelia Alcántara y Tamara Martínez han estado en el ojo del huracán, debido a que han sido víctimas de maltratos por parte de sus parejas Wagner Taveras (el Gallero) y el abogado Emilio López.
Tras el revuelo, alcántara ha mantenido una actitud de defensa hacia su agresor, quien a través de un video se observa como este de forma violenta le tumba el vaso de la mano mientras estaban disfrutando en un centro de diversión.
Además durante el proceso judicial el abogado Cándido Simón calificó como un «pleito de marido y mujer» la supuesta violencia de género y agresión física.
Hay una frase muy común, que es «en pleito de marido y mujer nadie se puede meter», misma que se ha convertido en un error garrafal. El hecho de que sean esposos o guarden una relación sentimental, eso no le da derecho al hombre a darle golpes a la mujer.
El no intervenir o denunciar alguna acción de violencia te hace parte de lo que le pueda pasar a esa persona, pues muchos casos se han intervenido por la voz de los vecinos, lideres comunitarios, etc.
Yendo a otro punto, pero sin salirnos del tema, entiendo que el desconocimiento sobre cuales son los límites normal en una relación y cuando inicia la violencia, permite que determinadas conductas se normalicen y es ahí donde radica el problema.
La agresión física se puede ver a simple vista, pero la psicológica no. Si quiere controlar tu vida, debes poner un stop antes que las cosas se salgan de control. También hay que tener presente que el amor «no se mide por los celos».
Tampoco aguantes maltratos por los hijos, porque si pierdes la vida será peor para ellos. La opción es buscar ayuda, no quedarse callada.
