Opinión. Lunes, 07 de Abril, 2025
Apenas unos días después de la marcha del 30 de marzo, el presidente Luis Abinader anunció 15 medidas migratorias que, de cumplirse, significarían un avance sustancial en el manejo de una de las crisis más sensibles de nuestro tiempo.
Este anuncio no es casual. Es el resultado directo de la presión social. Es una victoria colectiva. Es el eco de miles que caminaron bajo el sol, exigiendo lo que por tanto tiempo se ha ignorado.
Claro está, la verdadera victoria solo vendrá si esas promesas se traducen en hechos. Porque las palabras sin acción son humo. Y este país ya ha respirado demasiado humo.
Las 15 medidas prometidas: ¿compromiso real o alivio momentáneo?
Entre las acciones anunciadas por el mandatario se encuentran:
¿Quién ha abandonado a Haití?
Es necesario repetirlo con claridad: no ha sido la República Dominicana quien le ha dado la espalda a Haití, sino esa famosa “comunidad internacional” que aparece en los discursos pero no en los hechos. Nosotros, como país, hemos sido solidarios hasta el límite.
Pero ya no podemos más. No podemos seguir cargando con una crisis que no nos corresponde. Esta no es una cuestión de odio, xenofobia ni racismo. Es una cuestión de soberanía, de legalidad, de justicia y de capacidad de respuesta del Estado.
¿Y ahora qué?
Ahora toca vigilar. Exigir. Denunciar si no se cumple. Porque prometer es fácil; gobernar con coherencia y valentía, no tanto.
Llamamos a la magistrada Jenny Berenice Reynoso y al presidente de la Suprema, Luis Henry Molina, a responder ante esta nueva solicitud del Estado dominicano: perseguir y castigar a los responsables del tráfico humano, tanto dentro como fuera de las instituciones.
No olvidemos: esta lucha no termina con un discurso. La victoria empieza cuando lo dicho se convierte en ley, cuando la ley se hace cumplir, y cuando quienes abusan del sistema enfrentan las consecuencias.