Opinión. Martes, 06 de Septiembre de 2022
DIARIO ECO/SANTO DOMINGO, RD.- Cada año cientos de padres, a nivel nacional, sufren la amarga experiencia de no encontrar plazas en los centros educativos del Estado, para inscribir a sus hijos, por lo que muchos se ven en la necesidad, hasta sin poder, de recurrir a los colegios, hecho que encarece la situación de las familias.
El tráfico de influencia, como en otros sectores de la vida nacional, es el principal desafío que tienen los padres comunes, esos que nadie los conoce, que no son allegados o parientes a un político, o más bién a un funcionario de gobierno.
En todas las provincias, en la mayoría de las localidades, ciudadanos denuncia la mala operación de las autoridades administrativas de las escuelas, donde reciben orden, se acogen a lineamientos que responden a los intereses de diversos sectores y no de la población. no de los estudiantes.
La Educación es un derecho establecido en la Constitución de la Republica Dominicana, pero que a muchos niños se lo han negado.
Este años escolar no es la excepción de viejas prácticas capitalistas, en las que son beneficiados de los servicios públicos, aquellos que tienen algún poder.
Muy por el contrario, hoy se ha agudizado el pesar de los padres dominicanos, decenas de niños aun quedan por inscribir en las escuelas, a pocos días para que inicie el año escolar.
La famosa carta del regidor, el legislador, presidente de junta de vecino, en fin, una autoridad, dirigida al director de equis centro educativo, sigue siendo uno de los métodos a los que recurren muchas familias para poder conseguir una plaza en determinada escuela, en la que ya le ha sido negado el espacio, hecho que deja evidenciado que el trafico de poder ó influencia sigue vigente y falta mucho para que pase a la historia.
Los espacios han sido otorgados a niños extranjeros irregulares en el país, que si bién es cierto que tienen derecho a recibir el pan de la enseñanza, no menos cierto es que no deben estar por encima de los quisqueyanos.