Opinión. Viernes, 27 de Diciembre de 2024
El problema de los desechos sólidos en Santo Domingo Este está “resuelto”, según su alcalde Dio Astacio. Sin embargo, la realidad muestra un panorama muy distinto.
Mediáticamente, con discursos, publicaciones en redes sociales y declaraciones grandilocuentes, el problema de la basura parece haber desaparecido. Pero, al caminar por las calles del municipio, los ciudadanos se enfrentan a una verdad contundente: «Los contenedores están corroídos y a más de 400 metros de distancia, aunque la basura no sea visible, el mal olor es inconfundible». La falta de un programa efectivo de aseo urbano sigue siendo evidente.
Dio Astacio ha insistido en diversas ocasiones que la situación está bajo control y que el municipio cuenta con un sistema eficiente de recogida de basura. No obstante, estas afirmaciones carecen de sustento cuando se contrastan con la realidad cotidiana de los munícipes.
En una de sus recientes alocuciones, afirmó que el municipio había logrado «eliminar los focos de insalubridad». Sin embargo, vecinos de sectores como Los Frailes, Alma Rosa y Villa Faro han denunciado que los camiones recolectores pasan con poca frecuencia, dejando acumulaciones de basura que afectan la salud y el medio ambiente.
Más allá de los residuos sólidos, el alcalde Dio Astacio no ha podido presentar una obra significativa que beneficie a la municipalidad. Sus discursos, en lugar de ofrecer soluciones concretas, parecen llenarse de promesas vacías y datos poco creíbles.
Además, se suma una preocupación mayor: se aprobaron 280 millones de pesos para atender una supuesta urgencia. Sin embargo, hasta el momento, no se ha presentado ningún informe detallado sobre cómo se ha utilizado este dinero.
La falta de transparencia en este caso es alarmante y deja dudas razonables sobre la gestión de estos recursos.
Esta falta de claridad y la contradicción entre las palabras del alcalde y la realidad de las calles generan un creciente malestar entre los munícipes.
Resolver el problema de los desechos sólidos no solo implica recoger la basura; también requiere mantener la limpieza, renovar la infraestructura y garantizar una gestión eficiente de los recursos.
Mientras tanto, la gestión municipal sigue quedándose corta en sus promesas y larga en sus omisiones, dejando un mal sabor y peor olor en Santo Domingo Este.