Opinión. Jueves, 05 de Septiembre de 2024
Es la inevitable arrogancia del poder, un viejo axioma de la política: Nada debilita tanto a un partido de gobierno como el sentirse electoralmente la última Coca Cola de desierto… y fría. Un ejemplo de esto lo encontramos en el PRM, a quien sus triunfos electorales parecen haberle afectado su cordura política.
Todo se agrava porque “nada es tan difícil como argumentar contra el éxito”, y en las pasadas elecciones el PRM fue exitoso. (A ver quién es el PhD de Harvard, mención Negocios, que le va a explicar a don Pepín Corripio cómo se rescata una empresa quebrada).
Dicho esto, ¡Alerta Roja, presidente Abinader!, que habiendo sido exitoso, el PRM y su gobierno lucen acorralados, más por sí mismos que por la oposición. Un partido a quien hace apenas tres meses la damisela electoral le entregó su corazón.. y casi todos los poderes, no debería presentar las credenciales de torpeza, ineficiencia, sordera y vocación fratricida que exhibe hoy el PRM. (La torpeza es un derecho constitucional que el partido de gobierno no debería ejercer con tanta insistencia).
Como mandatario, Luis Abinader ha sido una agradable sorpresa, un sorprendente avance en accesibilidad, transparencia, visión de país y capacidad de trabajo; pero a veces se percibe solo, “como los puertos al alba o el pasillo de un tren de madrugada”.
La explicación de lo que ocurre en el PRM es un déjá vu de nuestras viejas advertencias al PLD, que a partir de 2006 (y agravado todo con el triunfo de 2016) comenzó lentamente a morirse de sus éxitos, ahíto ya de tanto ganar siempre. Lo enseña la historia, cuando un partido gobernante se queda sin oposición, de manera automática comienza a hacérsela a sí mismo; además, el PRM parece olvidar que el PLD es uno solo y que el 30 por ciento obtenido por el Partido Fuerza del Pueblo en las elecciones decretó el fin de la alianza del 2020 entre los dos. Una alianza, que a uno le dio el poder Ejecutivo, y al otro le prestó una fuerza legislativa y municipal que no tenía.
Otro ejemplo del aloque full del PRM, lo representa el rifirrafe entre los legisladores de la organización frente a la propuesta de reforma constitucional del Presidente, que la dirección de la organización apoyó de forma unánime.
Entonces, digámoslo en oración cristiana o meditación budista: “Oh, PRD, abandona ya ese cuerpo”. Namasté.