Santo Domingo, 18 de Octubre del 2024
DENUNCIAS: (829) 785-7272

Opinión. Viernes, 26 de Julio de 2024

El politico

Por Ramón Peralta

En la ciudad oriental, donde el sol ardía sin piedad y la política se entrelazaba con los anhelos de poder, llegó un ambicioso político disfrazado de religioso, acompañado por un funcionario del gobierno que lo introdujo al tumulto de voces y callejones llenos de cañadas, rebosantes de basura y agua pestilente. Allí, entre la multitud con olor a grajo y sábila tierna, conoció al compañerito, un hombre sencillo que se convertiría en su guía y confidente.

El compañerito, apodado así por su lealtad incuestionable al partido, pronto se convirtió en el asesor más cercano del evangelista. Admiraba al hombre de camisa blanca por sus promesas de empleo y favores, por su habilidad para conseguir botellas y respaldos. El político, con sus maneras encantadoras, pronto aprendió a utilizar al compañerito como un instrumento estratégico en su búsqueda de votos y control.

El compañerito creía ciegamente en las intenciones altruistas del pastor político, quien predicaba la palabra de Dios mientras miraba con lujuria a las mujeres ajenas, viéndolo como un hombre de buen corazón que distribuía esperanzas como si fueran monedas. A cambio de su lealtad y consejos, el político lo hacía llenar formularios, visitar oficinas y llevar mensajes a quienes él consideraba estratégicamente importantes.

Cuando el compañerito expresaba su desesperación por un empleo o por la presión de pagar la renta, el predicador le respondía con evasivas y medias verdades. Le aseguraba que pronto llegaría su turno, que debía ser paciente y dejar que las cosas fluyeran. Pero el tiempo pasaba y las promesas se desvanecían como el humo de los cigarros que se consumían en las noches de estrategia política.

El quiebre llegó cuando el pastor político otorgó botellas a otros sin mérito alguno, mientras ignoraba las necesidades reales del compañerito. Este último, herido en su dignidad y cansado de las falsedades, confrontó al político en busca de respuestas sinceras. Fue entonces cuando el político, sin titubear, admitió que nunca había considerado al compañerito para ningún puesto, a pesar de sus años de fidelidad.

El compañerito se retiró con el corazón partido. Había comprendido que había sido utilizado como un títere en el tablero político, donde las promesas eran papel de baño usado y la traición se disfrazaba de oportunidad. La ilusión de un futuro mejor se desvaneció en un instante, dejando al compañerito con un sabor amargo y la certeza de que nunca más confiaría en las palabras vacías de los hombres de camisa blanca.

En las siguientes elecciones, el apóstol de la mala política ganó con maestría y astucia, celebrando su victoria entre abrazos y aplausos. Pero en el corazón del compañerito quedó grabada la cicatriz de la decepción y la desconfianza. Decidió alejarse de la política, aprendiendo a valorar más que nunca la sinceridad y la lealtad verdadera.

Cuatro años después de aquella fatídica elección, en la que el compañerito sufrió la más dura decepción de su vida, el político se encontraba en su peor momento. Había perdido popularidad, y nadie creía en las promesas de bienestar que ofrecía, las cuales se veían tan lejanas como la venida de Cristo. En medio de la desesperación, el político acudió a la casa del compañerito, que, tras retirarse de la política, tenía un empleo estable en el sector privado y aparentemente vivía feliz.

El político, con una amplia sonrisa, saludó a la esposa del compañerito y notó que esa estabilidad económica había sacado a relucir la belleza femenina de una mujer que se veía mucho más joven que cuatro años atrás. De repente, el pastor se olvidó del principal motivo de su visita, que era reclutar de nuevo al compañerito, y con una voz atrevida le preguntó a Santita por su esposo. Una ola de felicidad invadió su cuerpo al saber que el marido de esa mujer con cuerpo divino no estaba en la casa.

El pastor sabía que, en los momentos difíciles, la esposa del compañerito había sido generosa con el dueño del colmado y con otros hombres del barrio que mostraban estabilidad económica. Conociendo su historial, le regaló dos billetes color azul a Santita para que le hiciera un café. Ella aceptó de buena gana el dinero y, por su experiencia, comprendió que el político quería algo más que café.

Cuando el pastor y el compañerito se encontraron, hicieron las paces. Entre risas y recuerdos, el compañerito rechazó la propuesta de volver a la política y le explicó a su antiguo líder que tenía un empleo estable y bien remunerado en el sector privado que no podía arriesgar por regresar a la política.

El pastor que no es pastor regresó a su casa afligido por el rechazo de su amigo. Los días siguientes, su popularidad continuó cayendo, y decidió usar su carta más poderosa: su habilidad para atraer a las mujeres. Se reunió de manera privada con Santita, quien prometió convencer a su marido de volver a trabajar en la política con él.

Al día siguiente, el compañerito se presentó en la oficina del político y le dijo: “Jefe, ordene y mande que soy suyo.”

Al mes de la incorporación del compañerito, los números del político comenzaron a mejorar, pero el humilde obrero de la política perdió su empleo en el sector privado. El pastor político le dijo que no se preocupara, que ahora le daría un buen cargo cuando ganara las elecciones.

El compañerito trabajó de ahí en adelante 24 horas diarias sin quejarse, haciendo promesas a todos los que se habían disgustado con el político e incluso rogando a los líderes locales para que apoyaran al político.

El político ganó nuevamente las elecciones y les consiguió empleos con buenos salarios a siete dirigentes que se integraron al final gracias al esfuerzo del compañerito.

Al mes de las elecciones, el compañerito logró ver al político y le preguntó: “Compadre, ¿ Pastor por qué no me has conseguido empleo?”

El político, con cara de cinismo, respondió: “No sabía que querías un empleo, porque cuando fui a tu casa a pedirte el apoyo, tenías un buen empleo y lo dejaste por estar haciendo política.”

El compañerito regresó a su casa adolorido y con el deseo de desahogar su decepción con su esposa, pero encontró la casa vacía. La vecina Anny le explicó que esa tarde el pastor había mudado a Santita a un apartamento donde tiene dos amantes más mudadas.

El compañerito se había quedado sin amigo, sin empleo y sin mujer. Decepcionado y conteniendo las lágrimas, agarró un lazo, mientras una voz interior le decía: ¡Hazlo!

Al día siguiente, el político recibió la noticia sin sorpresa. De hecho, ya había conseguido un ataúd económico, tenía reservada la funeraria municipal, un espacio en la zona más remota del cementerio, y desde antes de conocer la tragedia, había aprendido de memoria un discurso para el panegírico, que incluía seis citas de versículos bíblicos.

Noticias del sector automotriz en República Dominicana
Opinión

OpenAI ve constantes modelos de IA para interferir en elecciones

OpenAI, la compañía detrás del popular modelo de lenguaje ChatGPT, ha publicado un informe, detallando cómo actores malintencionados han intentado […]

Opinión

Economía naranja y verde

Sorprende que un proyecto de reforma fiscal que presume de moderno no preste la debida atención a fomentar actividades productivas […]

Las Reformas

La República Dominicana está atravesando un momento crucial de su desarrollo económico y social. El gobierno ha iniciado una serie […]

Abinader reedita patrón histórico antihaitiano que encubre ultranacionalismo antiinmigrante de derecha mundial

Por: Rafael Méndez Es fundamental que los sectores progresistas y de izquierda de la República Dominicana no se dejen arrastrar […]

Luis Abinader y la magia de la consultoría política perfecta

Por Ramón Peralta: Después del primer boletín de las elecciones de 2012, el candidato presidencial del PRD, Hipólito Mejía, se […]

Tasas del día

Moneda Compra Venta
Dólar RD$ 59.13 RD$ 59.59
Euro RD$ 59.65 RD$ 63.75
Combustible Precio
Gasolina Premium RD$ 290.10
Gasolina Regular RD$ 272.50
Diesel RD$ 239.10
Propano RD$ 132.60