Opinión. Jueves, 13 de Marzo, 2025
A propósito del congreso elector Manolo Tavarez y la coyuntura de la Fuerza del Pueblo, quiero compartir algunas reflexiones con mis compañeros de la FP y el país.
En la actualidad todas las encuestas nos colocan de manera indiscutible en el liderazgo de la oposición con una simpatía hacia nuestro partido que supera el 33%. La intención de votos presidencial supera el 40%. En territorios claves como el DN superamos ya al PRM y la tendencia de crecimiento nos coloca en un pleito cabeza con cabeza para ganar en el 2028.
Es evidente que los vientos nos favorecen y que ha ocurrido un quiebre de la confianza de la clase media con el gobierno. Si actuamos con sabiduría estamos a las puertas del Palacio Nacional.
Pero a la vez tenemos grandes tareas que ejecutar y debemos cautivar y atraer a sectores claves de la población a los que aún no convencemos. La materia prima para lograrlo es la imprescindible unidad y el fortalecimiento sin demora de nuestra marca partido. Todo lo cual requiere de consciencia y compromiso con el proyecto colectivo por encima del interés individual.
Hay un principio que me ha guiado en estos meses: por más diferencias que pueda yo tener con algún compañero (que no tengo), siempre serán menores que las grandes diferencias que me hacen adversar al PRM, su gobierno y sus políticas.
Soy del criterio de que en la Fuerza del Pueblo todas nuestras fuerzas y energía deben estar concentradas en compactar, consolidar, fortalecer, modernizar y eficientizar nuestro partido. En hacer combinaciones eficaces de tipos de liderazgos en nuestros organismos nacionales, técnicos y territoriales. En aprovechar nuestros mejores activos políticos para potenciar la agenda común.
No es momento para resentimientos, malquerencias, diatribas, grupismos, divisiones ni ajustes de cuentas personales. Las razones que dan surgimiento a esta organización nos obligan a alejarnos de esos males.
Todos los pueblistas tenemos la obligación y el deber histórico de poner nuestras miras en la conquista del poder en el 2028, haciendo una política sana, honesta, transparente, solidaria y de bien para el pueblo. Preparándonos para hacer una oposición firme, constructiva y eficaz. Esa es la tarea urgente, no pisar al compañero.