Opinión. Viernes, 07 de Febrero, 2025
En un mundo donde la seguridad es una preocupación constante, muchos padres han adoptado nuevas tecnologías para proteger a sus hijos. Uno de los métodos más recientes es el uso de AirTags y otros rastreadores Bluetooth en zapatillas, mochilas y ropa de los niños. La intención es clara: evitar el extravío y mantener la tranquilidad de los padres. Sin embargo, esta tendencia abre un debate sobre los límites entre la seguridad y la invasión de la privacidad.
Por un lado, no podemos ignorar que vivimos en tiempos donde los riesgos de pérdida o secuestro infantil existen. La posibilidad de rastrear a un niño en caso de emergencia es una ventaja indiscutible. Estos dispositivos son accesibles, fáciles de usar y discretos, lo que los convierte en una herramienta útil.
No obstante, también es importante cuestionarnos si estamos delegando en la tecnología una responsabilidad que debería ser parte de la educación y la supervisión de los padres.