Opinión. Lunes, 04 de Noviembre de 2024
En mayo de 2024, repitió como senador de la provincia Santo Domingo el candidato del PRM, un político que el 84% de la población de esa provincia no conocía, a pesar de haber representado a la población en el senado durante cuatro años. Esto sucedió porque la alianza entre la Fuerza del Pueblo y el PLD llevó como candidata a Cristina Lizardo, una reconocida dirigente política que había sido senadora en múltiples ocasiones y de la cual la población estaba cansada, habiéndola sacado del cargo 4 años antes.
La otra opción que se barajó era aún peor: Rubén Maldonado, un desconocido que, además, los pocos que lo conocían lo recordaban por su célebre frase como presidente de la Cámara de Diputados, la cual fue rechazada por la población por romper la solemnidad del Congreso: “Ahora yo me voy a dar un trago”.
Los más de 30,000 votos en blanco fueron una muestra del rechazo de la población en las elecciones de 2024 tanto a Cristina como al candidato a senador del PRM. Sin embargo, los líderes de la Fuerza del Pueblo y del PLD no tuvieron la visión de llevar como candidata a senadora a Juliana Oneal, una excelente diputada conocida en toda la provincia y el país, con un historial inmaculado.
Solo con colocar varias vallas publicitarias desde Boca Chica hasta Pedro Brand, Los Alcarrizos, Guerra y Villa Mella, la alianza opositora habría logrado la senaduría de la provincia más grande del país. Sin embargo, decidieron desperdiciar la figura de Juliana, sometiéndola al estrés de una candidatura a diputada, que desgasta a cualquier dirigente, ya que debe trabajar directamente con un montón de picapicas y gastar más dinero que un candidato a senador. A los candidatos a diputados no se les hace promoción institucional como a los candidatos a senadores.
Mi tesis es que, para una figura conocida y con un buen nombre como Juliana, es más fácil, más económico y menos estresante ganar la senaduría que una diputación en una circunscripción acostumbrada al clientelismo y las prebendas personales.
Lo único más estresante que una candidatura a diputado es ser candidato a una alcaldía grande que el tigueraje con que tiene que lidiar durante la campaña y luego de ganar es para volverse loco o darse un tiro en la cabeza
Si la Fuerza del Pueblo quiere ser una opción de poder, debe proteger sus dos principales activos en la provincia con mayor volumen electoral del país: Juliana y Rafael Castillo. Juliana debe mantenerse en la dirección Política y a Rafael Castillo hay que elevarlo a la categoría de miembro de la dirección política, ya que Juliana es indiscutiblemente el principal activo de la Fuerza del Pueblo en la provincia, y Castillo es un dirigente de ese partido con el mayor peso político en el municipio.
Castillo es una figura respetada en el mundo político del municipio; es una joya oculta que, cuando se dé a conocer, desplazará a todos los líderes del PRM y del PLD en Santo Domingo Este. Con una buena campaña de marketing, se puede dar a conocer a un político con talento en menos de 90 días.
Juliana y Castillo se complementan entre sí; los seguidores de cada uno deben mantenerse lo más unidos posibles, porque el crecimiento de ambos es directamente proporcional. El futuro de la Fuerza del Pueblo depende en gran medida de cómo protejan sus activos más importantes.
Leonel, Omar y los principales líderes nacionales de la Fuerza del Pueblo saben que su partido, en 2028, será una opción muy fuerte de poder. Para lograr llegar al Palacio Nacional, deben propiciar el reconocimiento y el crecimiento de las dos figuras de su partido con mayor potencial de crecimiento en la provincia más grande del país.