Opinión. Miercoles, 12 de Noviembre, 2025
Presidente Luis Abinader, la disyuntiva es simple: abordar el escrutinio de la historia como un presidente más que entró por la puerta trasera o construir un legado de estadista y entrar triunfante por la puerta delantera.
Con el advenimiento del año 2026, el país tiene cifrada la esperanza de que usted dé «un golpe de autoridad moral» y demuestre que el gobierno no está secuestrado por la mediocridad, ni por los intereses de los poderes fácticos.
El cierre del 2025 no debe ser otro ritual de complacencia política, sino el punto de inflexión que permita rescatar la esperanza del cambio prometido. Algo así, como decidir entre la decadencia o la recuperación moral del gobierno.
El poder no es eterno y la confianza ciudadana tampoco. La historia juzgará sus actos, pero es el pueblo quien dicte el veredicto final en las urnas. La sociedad espera cambios reales en el gabinete ministerial, no la acostumbrada rotación de nombres. Se necesita una reestructuración funcional del Estado.
El equipo de campaña: clave para ganar las elecciones
El país le habla con respeto; pero le parece inconcebible que a solo un año de su segundo período, el gobierno luzca cansado, descoordinado y envejecido, mientras usted sigue como un Quijote atormentado, luchando por restaurar la confianza y la integridad de su gestión.
La promesa del cambio se ha diluido entre la incompetencia de algunos ministros y el escándalo que rodea al partido oficialista, que va desde grandes casos de corrupción hasta su vinculación con el narcotráfico.
Sin embargo, creemos que aún está a tiempo para enderezar el timón y corregir el rumbo que lleva la nave del Estado. Rectificar no es debilidad; es liderazgo. El relanzamiento de su gobierno no es una opción, es un imperativo.
Finalmente; se atribuye a Winston Churchill haber dicho: los políticos fracasan desde el poder porque gobiernan pensando en las próximas elecciones; a diferencia de los estadistas que triunfan y desarrollan sus naciones, porque gobiernan pensando en las próximas generaciones.
El juego está en un momento estelar y su turno al bate ha llegado ; elija bien su lanzamiento y trate de pegar un cuadrangular como todo un estadista, sin olvidar que el ponche también es parte del juego.
Que Dios bendiga a la República Dominicana.