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Una cumbre de expresidentes: ¿Realidad nueva o maquillaje político frente a Haití?

Por Roberto Veras

Opinión. Jueves, 15 de Mayo, 2025

Tras dos horas de reunión en el Palacio Nacional, el presidente Luis Abinader y los expresidentes Danilo Medina, Leonel Fernández e Hipólito Mejía acordaron la creación de espacios de trabajo conjunto entre el Gobierno y los ex jefes de Estado para definir una política nacional coherente frente a la crisis haitiana. Se trata de una imagen que no veíamos desde hace muchos años: cuatro líderes políticos, usualmente en trincheras opuestas, sentados a una misma mesa por lo que llaman «el interés nacional».

Sin embargo, más allá de las fotos y los comunicados oficiales, este encuentro deja una pregunta inevitable: ¿es esta iniciativa un punto de inflexión real o simplemente un gesto simbólico para calmar a la opinión pública y proyectar unidad ante una comunidad internacional cada vez más crítica e inoperante?

La situación en Haití es, sin duda, la más compleja y amenazante que ha enfrentado la República Dominicana en décadas. La ausencia de un gobierno legítimo, el dominio de las bandas armadas, el colapso institucional y la inseguridad generalizada constituyen un polvorín en nuestra frontera occidental. Por eso, cualquier paso hacia una política nacional unificada merece, al menos, ser escuchado.

Pero es inevitable recordar que estos mismos líderes han tenido, en sus respectivos gobiernos, oportunidades para establecer políticas sostenidas, racionales y proactivas sobre Haití. Muchos de los males que hoy padecemos como la falta de una política migratoria coherente, la debilidad institucional en la zona fronteriza, y la permisividad con mafias de tráfico de personas son también herencias de sus gestiones.

Ahora se habla de «espacios de trabajo conjunto» ¿Qué significa eso realmente? ¿Un comité de consulta? ¿Una mesa periódica? ¿Una estrategia articulada o solo reuniones para la foto? La ciudadanía merece saber con claridad cómo se articularán estas acciones y si tendrán efecto vinculante sobre las decisiones del gobierno actual.

La política nacional frente a Haití no puede seguir siendo reactiva, ni tampoco un tema exclusivamente electoral. Se necesita una visión de Estado, no de coyuntura. Si esta reunión es el inicio de esa visión, bienvenida sea. Pero si es un maquillaje diplomático para decir que “estamos haciendo algo” mientras todo sigue igual, entonces será un fracaso anunciado.

Ojalá que esta nueva etapa no sea solo una muestra de cordialidad entre figuras históricas, sino el inicio de una política real, eficaz y humana hacia la situación haitiana. Porque no se trata de defender una frontera con discursos, sino con planificación, inversión, diplomacia firme y una estrategia que ponga a la República Dominicana en posición de actuar con dignidad y responsabilidad.

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