La llegada de la inteligencia artificial ha sido todo un fenómeno revolucionario a nivel global, alcanzado bastante popularidad y cambiando la forma en que los jóvenes realizan sus tareas escolares. Desde asistentes virtuales, aplicaciones y herramientas de aprendizaje automatizadas, estas tecnologías forman parte integral de sus vidas. Sin embargo, el uso excesivo por parte de los adolescentes, especialmente en la población estudiantil, ha encendido las alarmas entre expertos en educación y desarrollo social, quienes advierten sobre sus posibles consecuencias negativas.
Con frecuencia, observamos a estudiantes que realizan sus tareas escolares sin consultar los tradicionales libros de textos o las populares páginas web como Wikipedia, más bien se valen de ChatGPT, Gemini y otras aplicaciones disponibles, con el pretexto de “terminar más rápido y ahorrar tiempo”.
Según estudio realizado por el Instituto Dominicano de las Telecomunicaciones (Indotel) en 2023, el 78 % de los adolescentes dominicanos tenía acceso a dispositivos inteligentes conectados a internet. De este grupo, un 53 % utiliza aplicaciones de inteligencia artificial como ChatGPT, Photomath y Grammarly, para completar tareas.
Es innegable que la transformación digital avanza a pasos firmes, alcanzando a adolescentes y jóvenes que cada día están más conectados y, a la vez, más vulnerables en el desarrollo de sus habilidades cognitivas y calidad en el aprendizaje.
De acuerdo, a un informe del Ministerio de Educación (Minerd) este reveló que el 48 % de los profesores ha notado un aumento en el uso de estas herramientas en los últimos dos años. Aunque las aplicaciones pueden facilitar el acceso al conocimiento, muchos docentes expresan preocupación porque los estudiantes están priorizando las respuestas rápidas sobre el aprendizaje profundo y autónomo.
A pesar de las ventajas de estas aplicaciones en el ámbito educativo, el uso excesivo de la IA está provocando consecuencias que afectan el desarrollo académico de los adolescentes, creando dependencia Tecnológica.
Un informe de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM) señala que el 62 % de los estudiantes entre 13 y 18 años admiten depender de aplicaciones de IA para realizar tareas, lo que disminuye su capacidad para resolver problemas de forma independiente. Al utilizar estas herramientas como atajos, los estudiantes están perdiendo habilidades fundamentales como el análisis, la reflexión y la creatividad, elementos clave en la construcción del conocimiento.
Otro elemento a considerar, es lo revelado por un estudio de la Fundación Global Democracia y Desarrollo (Funglode) el cual destaca que el 45 % de los adolescentes no considera que el uso de IA sea una forma de plagio o una práctica deshonesta al momento de resolver tareas. Esto refleja la necesidad de mayor educación sobre ética digital.
Es crucial que el sistema educativo adopte un enfoque que promueva el uso ético y responsable de la inteligencia artificial, estableciendo políticas claras con programas de capacitación para estudiantes y docentes que contribuyan a minimizar la dependencia de la tecnología a la hora de realizar sus trabajos escolares. De igual forma, los padres desempeñan un papel fundamental para que esto se pueda lograr.
No podemos negar la utilidad de estas aplicaciones, sin embargo, es crucial encontrar un equilibrio que permita a esta generación disfrutar de los beneficios de la tecnología sin poner en riesgo su salud mental, social y educativa, garantizando que crezcan como ciudadanos digitales responsables.
