Opinión. Domingo, 16 de Febrero, 2025
El Parque Duarte, un espacio emblemático del distrito, ha sido durante años un punto de encuentro para diversas comunidades. Sin embargo, en los últimos tiempos, su uso ha generado preocupaciones entre los residentes debido a los constantes desórdenes que ocurren los fines de semana.
Es innegable que cualquier ciudadano tiene derecho a reunirse y disfrutar del espacio público, pero esto debe hacerse dentro del marco del respeto y la convivencia. Lamentablemente, los reportes de desmanes, consumo excesivo de alcohol y comportamientos que alteran la tranquilidad de la zona se han vuelto recurrentes, afectando a quienes buscan en el parque un lugar de esparcimiento y recreación sana.
Ante esta situación, la iniciativa del ayuntamiento de mejorar y recuperar el parque es un paso en la dirección correcta. No obstante, más allá de la remodelación física, se necesita una estrategia efectiva de control y regulación que garantice el orden en el espacio. La presencia de autoridades, la implementación de normas claras de convivencia y la promoción de un uso adecuado del parque son medidas urgentes que deben acompañar cualquier esfuerzo de embellecimiento.
El Parque Duarte debe ser un lugar de integración, accesible para todos, pero sin que ello implique el irrespeto a la comunidad en general. Es responsabilidad de las autoridades, pero también de los ciudadanos, velar por que este espacio se conserve como un entorno seguro, limpio y propicio para la sana recreación.
Es momento de tomar acción para que la recuperación del parque no se quede solo en lo estético, sino que represente una verdadera mejora en la calidad de vida del distrito.