Sin Categoria. Jueves, 11 de Noviembre, 2021
Por Jenniffer De Los Santos
La migración haitiana hacia República Dominicana, ha sido una problemática desde hace mucho tiempo.
Si nos remontamos al 1916 durante la ocupación norteamericana, cuando militares estadounidenses se apropiaron de la economía dominicana, la cual para mantenerla equilibrada y acelerar el aumento económico, recurrieron al cultivo de caña para la industria azucarera.
Para realizar ese trabajo agrícola tuvieron que importar un grupo de personas, incluidos los haitianos mediante contratos, en lo que estos poseían un carnet que le permitía su pase al país y cuando este se vencía, se quedaban forma ilegal.
Los ciudadanos de nacionalidad haitiana desde siempre han visto como opción migrar hacia República Dominicana en busca de satisfacer sus necesidades básicas del ser humano, ya que su nación está sumergida en la extrema pobreza.
Hoy día el pueblo dominicano tiene más conciencia y siente la preocupación de lo que pueda ocurrir el día de mañana con el país que compartimos frontera y es uno de los principales socios de comercialización.
La condición en la que se encuentra Haití alarmante, y por lo visto, no podrá ser librada sin ayuda internacional. Un Estado donde un grupo de mercenarios penetran la vivienda de un presidente, como pasó con Jovenel Moïse, quien fue asesinado el 7 de julio de forma cruel, no garantiza la seguridad de nadie ni dentro ni fuera del territorio haitiano.
Y por si fuera poco, las bandas criminales se han apoderado de sus calles, atemorizando a la población y manteniéndolas en una incertidumbre total.
Ante tal inquietante situación, el presidente de la República Dominicana, Luis Abinader, debería tomar todas las medidas necesarias para garantizar la seguridad del pueblo dominicano.
La comunidad haitiana no tiene quien vele por ellos, está cansado de luchar y vivir en la miseria. Nadie conoce las malas o buenas intenciones que poseen en su mente al pisar nuestra “Quisqueya”.
Abinader, en un acto de responsabilidad, solicitó a las grandes potencias intervenir para evitar un desastre mayor, quienes hasta el momento se han puesto una venda en los ojos.
Ahora bien, para mitigar la migración de haitianos ilegales, quedan estas interrogantes por responder:
¿Pondrán manos duras en la frontera?
¿Los militares vigilantes son para posar y darle al pueblo dominicano una tranquilidad ficticia?
Las oficinas puestas en funcionamiento en Dajabón y Elías Piña para el registro de migrantes haitianos, ¿darán resultados?