Sin Categoria. Miercoles, 08 de Noviembre, 2023
La imprudencia de las personas es un flagelo que nos pasa factura cada vez que tiene la oportunidad. La tragedia ocurrida en Bonao, por la fuerte crecida del río Fula, donde al menos cuatro ciudadanos perdieron la vida, fue culpa principalmente de la ausencia de prudencia.
Digo que es en parte responsabilidad del descuido de la gente, porque la naturaleza también tiene su tajada del pastel. Desde este lunes el país está bajo la incidencia de una vaguada, lo que significa que esto está generando aguaceros en diversas localidades del territorio nacional.
Sin embargo, siempre se ha sabido que los balnearios, arroyos y cañadas no se deben o no se deberían usar cuando se estén produciendo aguaceros por algún fenómeno meteorológico, por el riesgo que esto representa, debido a que se pueden registrar desbordamiento de forma repentina, como sucedió en Fula.
Pero, para nadie es un secreto que a las personas nos encanta desafiar el peligro y por eso pasan las desgracias. ¿Hasta cuándo crearemos conciencia? ¿Qué más tiene que pasar para que seamos personas sensatas? Esta no es la primera vez que se desborda el rio y causa estragos entre bañistas, empero jugamos al olvido.
Otra cosa es que, sin ánimo de echarle la cuaba a las autoridades, como decimos popularmente, estas deben jugar su rol de salvaguardar la vida de los seres humanos, por consiguiente deben tomar acciones para evitar que se repita otro evento como este. Hay que poner restricciones de horario y arreciar las medidas cuando hay temporal de lluvias.
Ha quedado claro que a la gente le importa muy poco lo que le puede pasar, entonces el gobierno, a través de los organismos de socorro, debe intervenir. La vigilancia en estos lugares es imprescindible.
Por: Jenniffer De Los Santos