Opinión. Jueves, 29 de Agosto de 2024
¿Qué favor tan grande le debe el presidente Luis Abinader a la ministra de Cultura, Milagros Germán, y al ministro de Educación, Ángel Hernández y a Celso Marranzini? Son tres funcionarios que han demostrado que cada dominicano siente vergüenza ajena cuando los ve en sus intervenciones públicas.
La señora Milagros Germán, quien desempeñó de manera deplorable la dirección de Comunicaciones, se caracterizó en ese cargo por conflictos con el personal y por las reiteradas faltas ortográficas en sus redes sociales. Además, su ignorancia en temas de cultura general elemental que confunde provincias con municipios y para sorpresa de la población, el presidente la nombró en el Ministerio de Cultura, un cargo que le ha quedado muy grande.
Germán ha demostrado su alergia al libro al destruir el esplendor de este gran evento de las letras. Durante su administración, la Feria del Libro no ha podido coincidir con el mes del libro, y este año, en lugar de celebrarse en abril, está programada para el otoño de 2024. Es de muy mal gusto que nuestra ministra de Cultura sea todo menos culta.
Por otro lado, tenemos a un ministro de Educación que se ha peleado con todos los sectores ligados a la educación y, además, se ha dedicado a sacar a los niños dominicanos de las aulas para darles privilegio a los hijos de extranjeros ilegales. Y escribe algo en las redes la población siente vergüenza de tantas faltas ortográficas en una sola persona.
De otro lado está Celso Marranzini, el padre de los apagones, un funcionario sin luces cuya única misión ha sido desmantelar el sector eléctrico para beneficiar a grandes oligarcas que se lucran con la desgracia de los apagones.
Abinader es el presidente, y si él quiere seguir con esas personas, ¿quién soy yo para criticarlo? Mejor me lavo las manos y que siga el entierro.