Opinión. Domingo, 29 de Septiembre de 2024
La instalación de contenedores por parte del alcalde Dío Astacio ha provocado una mejora sustancial en los negocios de alto riesgo ubicados en los barrios de Santo Domingo Este, ya que los principales clientes de esos negocios subterráneos han incrementado su poder adquisitivo. Esto se debe a que los ciudadanos los contratan para llevar la basura a esos contenedores malignos que están diseminados por todo el municipio.
La prosperidad de estos negocios se debe a que ninguna persona común se atreve a llevar por sí misma la basura a esos contenedores, que emanan un hedor insoportable. Así, la población se ve obligada a recurrir a esos infelices sin autoestima, quienes trabajan día y noche en las labores más humillantes, todo para alimentar la adicción que los consume. Como toda cosa mala tiene algo bueno, este incremento en el consumo, impulsado por el poder adquisitivo de quienes se encargan de la basura, genera un derrame económico en todos los pequeños negocios del barrio.
Los dueños y empleados de estos lugares de alto riesgo, al incrementarse la demanda de sustancias peligrosas, están ganando más dinero. Al ser personas altamente consumistas y deseosas de ostentación, gastan en los colmados del barrio en bebidas alcohólicas y, además, dan dinero a sus novias para que vayan al salón de belleza a arreglarse el cabello o las uñas, lo cual también dinamiza la economía informal de los barrios de clase baja en Santo Domingo Este. Esa dueña de salón de belleza y ese dueño de bodega que incrementa sus ventas de cerveza gracias al consumo de los emprendedores de alto riesgo, también juegan su número en la banca de la esquina, haciendo que ese dinero circule y mejore la economía del municipio.
En definitiva, aunque los contenedores diabólicos del alcalde Dío Astacio violen los espacios públicos, provoquen daños ambientales y afecten la salud, ultrajando la dignidad de los obreros de una manera que se asemeja a la esclavitud en su peor expresión, también es cierto que constituyen un soporte importante para la economía subterránea de Santo Domingo Este. Por: Ramon Peralta