Opinión. Miercoles, 15 de Enero de 2025
La lucha contra el desorden y el caos siempre tendrá enemigos más estridentes que los que preferimos el orden y la tranquilidad; aquellos que han vivido del ruido y de violentar la ley nunca aceptarán que la misma se aplique.
Los fanáticos de la anarquía y el libertinaje utilizarán todos los medios para querer imponerse, y es ahí cuando se requiere que se imponga el imperio de la ley, el mismo que traza las normativas ante hechos que como el alto sonido de la música, llevan zozobra a la población.
En una nación mínimamente desarrollada, el orden y la tranquilidad no son temas de discusión; se considera obligación de Estado actuar y arrancar de raíz todo lo que perturbe el bienestar social y la paz, advirtiendo de las consecuencias a aquellos que osan violar las normas existentes.
