Opinión. Lunes, 03 de Febrero de 2025
República Dominicana ha logrado diversificar su aparato productivo y ha mantenido tasas de crecimiento superiores al promedio de América Latina. El país logró pasar de depender de un rubro de exportación, como el azúcar, a ser una economía diversificada.
No obstante, no bastan las comparaciones con países latinoamericanos. República Dominicana debe compararse con los países asiáticos que se han desarrollado (Japón, Taiwán, Corea del Sur, Singapur) y los que están en ruta a desarrollarse (Vietnam y China). En todos esos casos, se priorizó la exportación de bienes industriales para lo cual aplicaron múltiples medidas de política industrial y se realizaron reformas profundas que permitieron tener mano de obra más calificada.
República Dominicana, para seguir esos casos exitosos, debe fomentar las exportaciones industriales nacionales de manera gradual pero decidida para continuar diversificando el aparato productivo y generar empleos de mayor calidad.
En ese sentido, la principal lección que se obtiene es que los países asiáticos invirtieron de manera efectiva cuantiosos recursos para formar su mano de obra. Dados los niveles de aprendizaje de la fuerza laboral dominicana, según varias pruebas estandarizadas internacionales, es necesario la focalización de los esfuerzos para que los niños dominicanos obtengan la capacidad de lectura comprensiva en los primeros dos o tres cursos de educación básica. De igual forma, hay que enfatizar que los niños logren dominar la aritmética y luego la geometría y el álgebra en la educación básica. Si un estudiante no aprende los conocimientos más sencillos, como las reglas de uso de signos en operaciones matemáticas básicas, difícilmente podrá entender cálculo diferencial u operaciones algebraicas complejas en el futuro. Y eso provoca frustración, que es una razón para la deserción escolar.
Asimismo, los asiáticos priorizaron la formación avanzada en ingenierías, ciencias exactas y aplicaciones técnicas de nuevas tecnologías. El Gobierno dominicano puede crear un programa de becas de excelencia para universidades locales e instituciones extranjeras seleccionadas en ingeniería, matemáticas, física y química. Además, el Gobierno puede establecer un programa masivo de cursos técnicos en fabricación de partes electrónicas de vehículos (autotrónica) o electrodomésticos, y microcertificaciones en programación y automatización de la producción industrial; hay que destacar que las universidades dominicanas tienen las capacidades para implementar estos programas con apoyo público.
Sobre la política industrial, el Gobierno puede iniciar definiendo los sectores iniciales para el despegue de la industria nacional para exportación. Se tiene un pie de amigo con los dispositivos médicos y aparatos electrónicos que se fabrican en zonas francas. Es muy posible que RD tenga las capacidades para luego fabricar bienes más sofisticados como equipos de navegación, sensores, aparatos eléctricos más complejos y partes de aparatos de comunicación. La integración de la producción local con las zonas francas es fundamental. Dado eso, habría que trabajar en dos frentes: 1) lograr que más empresas locales puedan fabricar partes de productos electrónicos o maquinaria utilizados en las zonas francas, y 2) hacer que más empresas extranjeras se instalen en RD para producir en los segmentos más intensivos en mano de obra para aparatos electrónicos. En el primer caso, el gobierno vietnamita acompañó y dio entrenamiento a empresas locales para que pudieran mejorar sus procesos y fabricar bienes intermedios de alta calidad que puedan utilizar empresas multinacionales en la producción de sus bienes finales. También, realizaron alianzas estratégicas con empresas multinacionales para que instalaran fábricas en el país aprovechando la cercanía con países más industrialmente avanzados. La experiencia de Vietnam es que esas empresas, una vez instaladas, generaron redes de producción que incluyó a empresas nativas, atrayendo más inversión y permitiendo que se sofisticaran los bienes producidos, pues inicialmente se exportaban bienes ensamblados o de bajo valor agregado. Lo mismo sucedió en Corea del Sur y China.
República Dominicana puede aprovechar su cercanía con México (58% de cuyas exportaciones son de aparatos electrónicos, maquinaria eléctrica o vehículos) para que empresas multinacionales se instalen en territorio dominicano y comiencen a fabricar las partes más sencillas de los bienes finales producidos allá. De manera gradual, se podría escalar hasta lograr que empresas nativas fabriquen una proporción de esos bienes con alta calidad.
Es importante señalar que, a medida que México comience a producir y exportar bienes más sofisticados, su mano de obra se estaría haciendo más cara para producir bienes o partes de bienes electrónicos de menor valor agregado. Ese nicho inicial puede aprovecharlo República Dominicana.
Para ello, la reforma educativa y la coordinación industrial del Gobierno-sector privado son aspectos urgentes y necesarios para lograr posicionar al país en las cadenas globales de valor. Aunque el camino sea largo, se pueden comenzar a dar los pasos para recorrerlo.