Opinión. Lunes, 03 de Febrero de 2025
En los últimos tiempos, hemos sido testigos de un fenómeno preocupante: individuos con pasados cuestionables que, bajo nuevas máscaras de redención, utilizan plataformas digitales para atacar y desacreditar a quienes han dedicado su vida al servicio público.
Hablamos de expolicías con historiales oscuros que, ahora bajo el manto de la fe o el activismo, se presentan como justicieros digitales. Pero, ¿es realmente justicia lo que buscan? ¿O simplemente han encontrado en la difamación una nueva forma de venganza y protagonismo?
En una sociedad donde las redes sociales han democratizado la información, también han abierto la puerta a la desinformación. La difamación contra oficiales serios y comprometidos con la seguridad del país no solo es un ataque personal, sino un golpe a la institucionalidad.
Si existen denuncias legítimas contra cualquier autoridad, hay mecanismos adecuados para canalizarlas. Pero cuando se usan las redes para lanzar acusaciones sin pruebas, estamos ante una estrategia ruin de manipulación.
En este artículo , me comprometo a informar con responsabilidad. No somos jueces ni verdugos, pero sí defensores de la verdad y la justicia. Es hora de que la sociedad exija pruebas antes de creer en discursos de resentimiento disfrazados de redención.
Porque la credibilidad no se gana con discursos sensacionalistas, sino con hechos.
¿Ustedes qué opinan? Déjenlo en los comentarios.